Con la habilitación de 15 plantas brasileñas de procesamiento de pollo por el gobierno mexicano, se expanden los horizontes de este jugoso mercado para Brasil.
Aunque aún falta la confirmación por parte del gobierno mexicano de la habilitación de las 15 plantas de procesamiento de pollo de Brasil para exportación a México, anunciada hace unos días, los productores brasileños tienen muchas expectativas de esta negociación.
“El mejor mensaje de esto es el hecho de que México quiere comprar nuestro pollo”, dice Ricardo Santin, Vicepresidente de Aves de la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA), en entrevista con Industria Avícola. Sin lugar a dudas, esto es más que cierto. En 2014, México importó unas 12 mil toneladas de pollo de Brasil, mientras que este año, sólo de enero a octubre ya se han importado 25 mil toneladas y la ABPA espera que esta cifra cierre cerca de las 30 mil toneladas al finalizar el año.
El proceso ha sido muy bueno. “Hay una percepción, un reconocimiento, de una asociación comercial entre ambos países que se está constituyendo”, dice Santin. “Los negocios han sido constantes y han ayudado a complementar a la industria local”. Para Ricardo Santin, la importación de pollo de Brasil “es una alternativa para la industria avícola mexicana, pues de esta manera importan lo que necesitan. Esto es lo que Brasil quiere desarrollar con México: negocios con conciencia”.
Con respecto al hecho de las negociaciones de México y Brasil y la fuerte relación de México con EUA, éste último país aún no ha hecho ningún movimiento al respecto, “ni existe ninguna disputa entre Brasil y EUA. Nuestro negocio es el de complementar la industria local”, añade Santin. “Parece que finalmente el mundo se equilibra” en este sentido.
La otra parte interesante del negocio de exportación de la industria avícola brasileña es el de la seguridad alimentaria, al brindarle a los países un producto de calidad y a buenos precios, si tenemos además en cuenta la sanidad aviar de aquel país. Para Brasil, el mercado mexicano es muy jugoso. Es cuestión del tamaño, pero además porque algunos de sus vecinos, como Colombia y Ecuador, están completamente cerrados, aunque sí exporta a otros como Bolivia, Perú o Uruguay.