7 de junio de 2018
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En ambos países se adelantaron operativos para frenar la informalidad en esta actividad, la cual pone en riesgo la salubridad pública y la fe del consumidor en este alimento.
Según el diario peruano Expreso, agentes del Departamento de la Policía Fiscal del Callao (costa central) inspeccionaron un centro de acopio de aves ubicado en el mercado El Trébol del Progreso (sector de Pachacútec) en atención a diversas denuncias que daban cuenta de que “los propietarios cometían delito contra la salud pública, en agravio del público consumidor”.
Reseñó el impreso que efectivos de la Policía Nacional “hallaron varios baldes de plástico, cinco jabas (cestos grandes de varillas gruesas) que contenían 36 pollos vivos y en la mesa 10 pollos muertos en estado de descomposición. Asimismo, en el exterior del local se encontraron 20 jabas con 180 aves. Para las autoridades, el ambiente no garantizaba las condiciones mínimas de higiene y salubridad, poniendo en riesgo al público consumidor. El local operó durante muchos meses sin contar con la autorización correspondiente”.
Desde Colombia, el gubernamental Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) anunció esta semana la clausura de tres establecimientos de sacrificio ilegal de aves ubicados en el municipio de Villavicencio (centro), donde en promedio se sacrifican entre 3,500 a 4,000 aves por semana.
“En el operativo conjunto con la Policía Metropolitana de Villavicencio y unidades del Ejército Nacional se encontró que estos establecimientos no cumplían con ninguna condición sanitaria para el sacrificio de estos animales: no contaban con agua potable, falta de refrigeración del producto, etcétera, lo que significa que las aves allí sacrificadas no eran aptas para el consumo humano y ponían en riesgo la salud de los consumidores”, dijo el Invima por escrito.