En cinco años, en general se ha registrado un incremento de más de un 25% en la producción.
La crisis mundial, el alza en el precio de los granos, el impacto de la industria del etanol y la volatilidad cambiaria, amén de otros factores que se han dado en el último lustro, ha contribuido a que la producción de alimentos balanceados en Latinoamérica haya experimentado un lento crecimiento, particularmente en los últimos tres años (véase la gráfica 1). No obstante, cabe resaltar que en general en este período se ha registrado un aumento de poco más de un cuarto en la producción de estos insumos básicos para la industria pecuaria.
En esta revisión se presenta un breve análisis de los datos de producción obtenidos del Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos y de la Nutrición Animal AC, CONAFAB, de México, en su publicación anual “La Industria Alimenticia Animal en México” de los años 2007 a 2011. Dichos anuarios cuentan con información muy interesante, principalmente de México, pero en forma general, también de otros países, para poner en perspectiva la producción de este país con el resto del mundo. En el caso de la información del continente americano, los datos de la producción de alimentos para animales han sido proporcionados por Sindicato Nacional da Indústria de Alimentação Animal, Sindirações, de Brasil, y de American Feed Industry Association de Estados Unidos. Ante la dificultad de obtener datos coherentes de distintas fuentes, se tomó la decisión de basarse únicamente en esta publicación, para realizar este análisis, bajo la prerrogativa de estas loables fuentes
Producción por países
En Latinoamérica, son dos los países que, de acuerdo a los datos de 2011, producen el 70% de los alimentos balanceados de la región: Brasil y México, y si consideramos a un tercero, Argentina, estamos hablando de un 81%. Estos porcentajes son muy indicativos de la importancia que tienen estos tres países, no nada más en la región, sino también en el ámbito mundial, ya que, al considerar a la Unión Europea, como bloque de 27 países, Brasil es el cuarto productor mundial y México el sexto (datos no mostrados).
En el siguiente cuadro 1, podemos observar la producción de los diez países latinoamericanos de mayor producción. El orden de los países se basa en la producción de 2010 en la última columna.
Como podemos ver, a lo largo de este lustro estos tres primeros países que mencionábamos con anterioridad, han mantenido su posición en la clasificación. No obstante, el mayor crecimiento en volumen se ha registrado en Brasil, con un 26% de incremento, mientras que México ha presentado un crecimiento más moderado del 11.5% y Argentina un sobresaliente 144%. En este último país, quizás el crecimiento se deba al aumento en la producción de alimentos balanceados para ganado en producción intensiva, y para cerdos, entre otros factores.
Aporte de los alimentos avícolas
En Brasil, el 57% de los alimentos balanceados se destinan a la avicultura, en donde la gran mayoría, el 49% es para la producción de pollos de engorda y el 8% restante es para las gallinas de postura. En el caso particular de México, del total de alimentos balanceados la avicultura representa prácticamente el 50%, seguida de lejos por la porcicultura y el ganado lechero con casi un 16% y menores contribuciones de otros sectores productivos (ganado de engorda, acuicultura y mascotas). En este caso, del total de alimentos para la avicultura un 53% es de alimento para pollo de engorda y casi 47% es de gallina de postura. Hay países como Argentina, en el que la actividad avícola en su conjunto (pollos y gallinas de postura) aporta alrededor del 75% (con una relación de 3:1 del alimento de pollos a ponedoras).
Es muy probable que en el resto de los países latinoamericanos se encuentre una tasa de participación de la avicultura en la producción nacional de alimentos balanceados del 50%, aunque habría que confirmarlo uno por uno.
Desafíos en la producción de alimentos balanceados
A pesar de los factores antes mencionados como el alza en el precio de los granos, el impacto de la industria del etanol y la volatilidad cambiaria, hay otros como el clima, el incremento del costo de los energéticos, la demanda de alimentos de países como China o la India, y los mercados financieros que ejercen una influencia definitiva en la producción de alimentos balanceados y que se presentan como grandes desafíos. Por otro lado, debido a la variedad en las condiciones de las industrias de alimentos balanceados de Latinoamérica, los desafíos particulares a los que se enfrentan cada una de ellas pueden ser también muy diferentes. Veamos el ejemplo de países como Brasil y Argentina, que producen grandes cantidades de granos y oleaginosas y hasta exportan, en contraposición con México que es un importador neto de estas valiosas materias primas.
De acuerdo a la información del CONAFAB de México, “tenemos una gran tarea como nación deficitaria en la producción de granos básicos. Para nuestro país, se convierte en un asunto de seguridad nacional, corregir ese déficit mediante la producción de al menos 8 o 10 millones más de toneladas de maíz amarillo que requiere nuestra industria y otras, con la finalidad de disminuir nuestra fragilidad ante factores de los cuales no tenemos ningún control y que pudieran inducir a inventarios internacionales aún menores a los actuales”. Con esto, podemos ver cuán diferentes son las situaciones de los países.
En Brasil, a pesar de contar con suficientes inventarios para surtir la industria local y además las exportaciones, el precio del maíz ha mantenido una tendencia al alza. Esto se vio reforzado por situaciones como la cosecha de trigo por problemas climáticos en Rusia, las especulaciones de los inversionistas en los mercados a futuro o el consumo voraz de China que en algunos años se convierte en un gran importador de maíz, aunque este año parece poco probable que vaya a importar maíz de Estados Unidos. Sin embargo, es de todos conocido que al hablar del factor China, es aún más difícil hacer predicciones.
El uso de los granos, particularmente del maíz, para la producción de etanol es un gran desafío para la avicultura. Se calcula que en la actualidad en Estados Unidos se usa entre un 25 y un 30% del total de la producción de ese grano para el etanol.
Hay otros desafíos importantes de los que también se ha hablado mucho. Uno es las preocupaciones de la inocuidad alimentaria: la inocuidad del alimento balanceado mismo, y su efecto en la inocuidad del producto final, llámese pollo o huevo. El otro aspecto es el de los asuntos del medio ambiente, del impacto que la producción de alimentos para animales está teniendo.
Consumo de carne al alza
Según cálculos de la FAO, el consumo de carne mundial sigue al alza, a un ritmo mayor que el ritmo de crecimiento de la población. Esto es un reflejo de que está en aumento el ingreso, lo que a su vez impulsa la demanda de carne. En última instancia, más carne significa más granos. Por otro lado, es interesante resaltar que el consumo de carne se proyecta que va a ser mayor en los países en vías de desarrollo, que en los desarrollados, debido además por el mayor aumento de población.
Al aumentar la cantidad de carne consumida, habrá un aumento en la demanda de alimentos balanceados, de sus ingredientes y suplementos.