Los retos que trae la contingencia del COVID-19 para la industria mexicana de alimentos balanceados interrumpirían el crecimiento promedio del 4% que se venía experimentando.
Ante el contexto sanitario actual con el COVID-19, la industria agroalimentaria de México, al ser una actividad esencial, no ha parado sus labores. Sin embargo, este sector está enfrentando grandes retos para poder garantizar que llegue la proteína animal a las mesas mexicanas en medio de la pandemia.
La alimentación de la población es prioritaria y el compromiso de todos los actores involucrados en la producción y abasto de los agroproductos es mantener la producción, pero para que esta industria funcione de manera normal, necesita materias primas elaboradas por industrias que no fueron declaradas esenciales, a juicio del Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados y de la Nutrición Animal, A.C. (Conafab).
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Una de ellas es la industria cervecera, cuyos subproductos como el bagazo de la malta son una gran fuente de alimento para el ganado de engorde. De esta forma, el cierre de estas plantas puede generar desabasto de este ingrediente.
Otro proveedor importante es la minería, que también frenó su actividad. Los minerales son un elemento fundamental en la elaboración de alimentos balanceados para la producción de carnes, huevo, leche, peces y camarón, así como alimento para mascotas, entre otros. Tan solo en el 2019, se requirieron más de 13,000 toneladas de minerales de distintas fuentes como hierro, cobalto, cobre, yodo, manganeso, zinc y selenio. Otros minerales indispensables son el calcio y la bentonita.
“No olvidemos que China también paró su producción y, al ser una de las grandes fábricas del mundo, repercute directamente a diversos sectores en varias partes del mundo. En el caso de la industria mexicana de alimentos balanceados, nos abastecemos de algunas vitaminas que son importadas del país asiático. Ahora tenemos el desafío de buscar de dónde abastecernos para poder llevar el producto final a las mesas mexicanas”, explicó Genaro Bernal, director general del Conafab.
Sin embargo, el mayor contratiempo que enfrenta la industria agroalimentaria es la devaluación del peso mexicano, pues 80% de los insumos que se utilizan para producir alimentos balanceados para animales, como granos forrajeros nacionales, vitaminas, minerales y empaques, se compran en dólares. Al inicio de la contingencia sanitaria en marzo pasado, el dólar se cotizaba en MXN18.50 y la semana anterior a MXN24.50, lo que significa una devaluación de 32%.
Por otra parte, trasladar los ingredientes e insumos en carreteras es arriesgado. En estas semanas se han incrementado los robos a transporte de carga e incluso a bodegas de vitamínicos.
Actualmente, todos los actores involucrados en la industria agroalimentaria nacional trabajan con el firme objetivo de proteger al sector pecuario mexicano, indicó el Conafab.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), en el 2019 se produjeron dos millones de toneladas de carne de bovino, 1.6 millones de toneladas de carne de porcino y 12.3 mil millones de litros de leche. En lo que respecta a la avicultura, se produjeron 3.55 millones de toneladas de carne de pollo y 2.87 millones de toneladas de huevo, de acuerdo con cifras de la Unión Nacional de Avicultores (UNA) de México.
Debido a la contingencia, es probable que en el 2020 la industria de alimentos balanceados para animales interrumpa el crecimiento promedio de 4.0% que traía en los últimos años. En el 2019, este sector generó alrededor de 230,000 empleos directos e indirectos en todo el país y produjo una cantidad superior a los 36.5 millones de toneladas en sus más de 550 plantas productoras, lo que posiciona al país actualmente como el sexto productor mundial de alimentos balanceados para animales.
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