Factores climáticos y decisiones políticas permiten prever grandes cosechas en Brasil y Argentina, dos de los mayores productores mundiales de estas materias primas para la alimentación animal.
La exportación de granos se ha vuelto más rentable para los productores agrícolas en Argentina, luego de que el gobierno de ese país pusiera fin a cuatro años de controles cambiarios, lo que llevó a mediados de diciembre pasado a la mayor devaluación diaria del peso de los últimos 14 años. Así lo informó La República, medio especializado en temas económicos, el cual reportó que en los últimos diez días de 2015 Argentina, el mayor exportador mundial de derivados de la soja, vendió al exterior el triple de granos y oleaginosas que en todo el mes de noviembre: “Exportó $1,200 millones de granos y oleaginosas en los últimos diez días, mientras que en noviembre vendió al exterior $451 millones, según datos del grupo que nuclea a los exportadores”.
El mismo diario agregó que “Argentina se encamina a duplicar su cosecha de trigo y maíz amarillo duro luego de que se revisaran hace poco los permisos e impuestos para la exportación de granos, dijo Leonardo Sarquis, nuevo ministro de Agricultura de la provincia de Buenos Aires”. De otro lado, la agencia noticiosa AFP reportó recientemente que “las lluvias de Brasil harán caer los precios agrícolas, pues el 11 por ciento de la producción de soya de Brasil estaba amenazada por la sequía pero eso se revertió desde el último fin de semana de 2015”.
Las previsiones meteorológicas para el centro y norte de Brasil indicaban que volvería a llover en estas zonas productoras, “poniendo presión a la baja sobre los precios de la soya; el maíz y el trigo la siguen”. Finalmente, la agencia añadió que “asimismo el clima de Estados Unidos es favorable al trigo pues la humedad de los suelos está protegiendo los cultivos del riesgo de heladas”. El bushel de maíz (unos 25 kilos) para marzo cerró en la Bolsa de Chicago a 3.61 dólares; el bushel de soya también para marzo cotizaba a 8.61 dólares.