El incremento del precio de las carnes apunta, entre otros factores, a que la demanda de proteína animal no haya disminuido.
El analista Ken Shwedel informó esta semana que el crecimiento de los precios de la carne en México ha coadyuvado al aumento de la inflación. Hay varios factores que explican el crecimiento de los precios de las carnes.
Una parte importante de la carne en el mercado mexicano es importada, así, la depreciación del peso frente al dólar presionó los precios hacia el alza. En el caso del pollo, recordemos que México importa aproximadamente el 15 por ciento de sus necesidades. Los principales proveedores son Estados Unidos, además de Brasil y Chile en menor cantidad.
A la vez, la disponibilidad de carne (producción nacional más importaciones menos exportaciones) ha registrado un lento crecimiento: desde el segundo semestre de 2016 hasta julio de este año, la oferta de carne en el mercado doméstico prácticamente no ha crecido.
De igual manera, es a partir del segundo semestre de 2016 que inició la carrera alcista de los precios. Se puede suponer que la demanda de carne no ha disminuido, siendo esto lo que permitió, también, que crecieran los precios.
De acuerdo con la base de datos de empresas avícolas líderes de WATTAgNet, el consumo de pollo en México ha ido en aumento en los pasados años. En 2014, los mexicanos consumían 29.3 kg de pollo por persona por año, mientras que esa cifra alcanzó los 32.21 kg en 2017.