Se hace en la provincia argentina de Entre Ríos, donde operan más de 3,000 granjas
Funcionarios provinciales,
empresarios avícolas, universidades y organizaciones ambientales están
trabajando “para mejorar el tratamiento de los desechos de esta actividad
agropecuaria y ya existe un proyecto para transformar la cama del pollo en
energía”, informó el diario Uno el día 24 de diciembre.
La llamada cama del pollo
hace referencia a la mezcla de estiércol con el sustrato que cubre el
piso de los galpones, constituido por materiales fibrosos como aserrín, paja y
cáscara de diversos granos. El destino de este material es una gran
preocupación ambiental, según señaló el secretario de Ambiente provincial,
Fernando Raffo, quien lideró la jornada de estudio celebrada en la ciudad de
San José con el fin de reducir la huella avícola de carbono.
Oscar Sosa, ingeniero agrónomo y
docente de la Facultad de Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de
Rosario, señaló que “estos desechos pueden aplicarse al suelo como enmiendas
orgánicas. En parte por constituir una importante fuente de nutrientes para los
cultivos, pero además porque suelen elevar los niveles de humus y, de esa
manera, mejorar las propiedades físicas y la condición biológica de los suelos”.
Durante la reunión se comentó
también un trabajo adelantado por universidades uruguayas en la ciudad de
Concepción, para desarrollar el potencial de la energía solar fotovoltaica,
aprovechando que los techos de las granjas avícolas pueden acoger paneles
solares. En este mismo sentido fue resaltada la planta avícola Las Camelias,
que con recursos biológicos genera energía gracias a un proyecto que comenzó en
2010 y consiste en la captura del biogás producido por la laguna en donde se
tiraban los efluentes de la faena del frigorífico de aves.
Hoy Las Camelias
genera un porcentaje de la energía que consumen y tienen la idea de llegar a
producir su propia energía en un futuro no muy lejano. En la provincia de Entre Ríos (noreste)
operan 3,000 granjas avícolas (tomadas como unidad productiva) que pueden
albergar desde 5,000 a 50,000 pollos, de acuerdo con la información recabada
por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria de
Argentina (Senasa).