De los aproximadamente 150 productores de huevo de Honduras, sobresalen dos mujeres que nos dan la visión de sus respectivas empresas.
En Centroamérica, particularmente en Honduras, una grata sorpresa fue conocer y conversar con estas dos empresarias catrachas: Blanca Mancía, de Granja Avícola del Campo (Grupo Mancía) y Jessica Saybe, de Avícola Río Amarillo, orgullosas productoras de huevo de su país. He aquí sus historias y sus puntos de vista de la industria.
El mercado hondureño
En Honduras hay 150 productores de huevo, con poblaciones de entre 5,000 aves, hasta productores con 700,000 ponedoras. La mayoría está en un nivel medio. “Esto es bueno para el país, porque crea más oportunidades, crea más riqueza y está mejor distribuida, pero también crea desorden en los mercados, porque cada una de estas personas quiere tener acceso al mercado, muchas veces a base de precios bajos, créditos largos, lo que a su vez crea distorsión” comenta Jessica Saybe, de Avícola Río Amarillo.
En esta nación centroamericana, el poder lo tiene el consumidor, “pero la idea es que el hondureño pueda tener una buena nutrición, que tenga acceso al huevo, como una de las mejores y más completas proteínas. El consumidor tiene que apreciar la calidad y la inocuidad”, no sólo el precio, añade Doña Jessica. El mercado hondureño es de bajo poder adquisitivo; muy pocos pagan un premio por calidad.
Sus orígenes
La tenacidad es la que ha caracterizado a estas dos empresarias. Cada una en sus condiciones, con su estilo y sus particularidades.
“Hace unos 26 años, inició mi hermano mayor Luis Mancía, en ponedoras en galeras convencionales de piso, donde todos ayudábamos a las tareas de recolección de huevos o de las ventas”, nos comenta Blanca Mancía, propietaria de Granja Avícola del Campo, parte del Grupo Mancía. “En ese tiempo no era tan difícil, todo era de precios accesibles: una pollona costaba como 5 lempiras, por ejemplo”.
Grupo Mancía poco a poco fue cambiando de galeras de piso a jaulas convencionales y hoy en día cuenta con galeras de túnel climatizadas. Conforme aprendían el negocio, entraron el resto de los hermanos. Finalmente, Doña Blanca con su hermano Teodoro formaron en 1998 una sociedad con 2,000 aves viejas de replume, que les dio su hermano Luis. Con la ayuda de la familia han sacado la empresa adelante. “No ha sido nada fácil, por tanta adversidad en este país. No hay incentivos en la producción, aquí es ‘sálvese quien pueda’. Pero hemos persistido en la industria y hemos logrado hasta el día de hoy, con aproximadamente un millón de aves entre todos”.
A la par de la producción, también han formado otras empresas, como la Mega Distribuidora Avícola, que es la mayor empresa distribuidora de huevo en el país y de la que poseen el 70 por ciento de las acciones.
En la actualidad, Grupo Mancía produce 5,000 cajas diarias de 360 huevos, es decir, el 33 por ciento de la producción nacional. Sus granjas están ubicadas en el cono sur del Departamento de Cortés, el mayor productor de huevo en Honduras.
Por otro lado, Jessica Saybe de Avícola Río Amarillo, nos dice que la empresa comenzó operaciones en 1989: “en realidad fue algo que se hizo como una aventura familiar, pues miramos que había la necesidad de un producto fresco, de calidad, higiénico”. Empezaron con una granja de 600 aves, bastante artesanal, con los métodos tradicionales de comederos y bebederos. “Hemos ido evolucionando; movimos después el complejo a una zona que está más resguardada, donde no hay mucho contacto con la carretera y la gente, automatizamos todo y trabajamos con bioseguridad”.
Desde que iniciaron, nos comenta Doña Jessica que la empresa no ha dejado de crecer a un ritmo del 10 por ciento anual. En la actualidad, la granja tiene 100,000 aves en producción y tienen levantes de 35,000 a 40,000 aves. Con todo mecanizado y con ambiente controlado, las aves están en condiciones óptimas. “Hemos visto que hay una mejor conversión y nos hemos ido integrado verticalmente”.
En la actualidad producen unas 200 cajas diarias de 360 huevos cada una.
Comercialización
En Honduras, llama la atención que el consumidor tenga muy bien identificada la cuestión de las marcas en el huevo. El producto se vende como huevo grande, mediano o pequeño, y para eso cada tamaño también tiene una marca.
Es por ello que Grupo Mancía tiene todas estas marcas diferentes, como una estrategia de mercado: Deliyema, Vitayema, Papahuevo y Míster Huevo, además de Ranchero y Eggcelent, éste último rico en omega-3. Por ejemplo, Míster Huevo es un huevo más pequeño, un poco más barato, mientras que Deliyema es el premium, es el mejor y es un huevo grande, que se vende a un mejor precio.
Blanca Mancía tiene muy claro que van llegar a todos los rincones del país. Para eso, ya han identificado qué lugares y dónde van a abrir sucursales de la Mega Distribuidora Avícola.
“Vamos a apoyar lo que sea necesario, porque necesitamos que se consuma más huevo en este país. Los consumos andan muy bajos; si consideramos que es un país pobre, necesitamos incentivar el consumo con mercadeo”. De hecho Mega, ya ha empezado con anuncios en televisión y radio.
Mega trabaja con las tiendas gubernamentales Banasupros (Suplidora Nacional de Productos Básicos), donde se vende el huevo directo al consumidor. Esto, aunado a otros puntos de venta como las ferias del agricultor, logran vender a cierta parte de la ciudadanía huevo más accesible. “Vendemos a supermercados y bodegas, pero lo que estamos tratando ahorita es intensificar más el ruteo, venderlo en las pulperías, en todos los rinconcitos del país” señala Doña Blanca.
Por su lado, Jessica Saybe nos indica que su marca Nutriyema, se distribuye en varias regiones: Occidente, que es donde están las granjas, en el Norte y también en el centro del país, en Tegucigalpa, la capital. “Estamos con los clientes que seleccionamos como estables, en precio y en pago, es decir, no necesariamente en el mercado de mayoreo. Queremos ubicarnos en un nicho del mercado que prefiera calidad y marca”.
Verticalización
Granja Río Amarillo hace ya dos años que empezó a profundizar el proceso de integración con la producción de su propio alimento balanceado. No han querido incursionar en venta a terceros, sino sólo para su consumo. Sin embargo, el punto interesante es que han notado un beneficio tangible en el costo. Antes, compraban el alimento a las plantas que ya estaban constituidas: Alcón (Cargill de Honduras) y Aliansa. Pero decidieron analizar la situación: “hicimos una ponderación y al constituir el alimento el 70 por ciento de nuestro costo, vimos que era donde teníamos que trabajar para economizar” comenta Doña Jessica.
Claro, tener planta de concentrados implica llevar control de calidad, monitoreo, mediciones, etc., además de contar con un capital de trabajo mucho mayor para poder importar directamente los granos.
Por otro lado, Grupo Mancía, que es un grupo grande, no se ha integrado hacia la planta de alimentos concentrados. Aunque a veces lo han planificado, aún no dan el paso. El alimento se lo surte Alcón (Cargill de Honduras) y Aliansa. “Ellos fabrican alimentos de muy buena calidad, sin embargo, tenemos el proyecto de fabricar nuestro propio alimento a corto plazo” dice Doña Blanca. Les falta esa parte, pues ya cuentan con la producción de pollitas, incubadoras, granja de reproductoras y la comercialización.
Desafíos
Últimamente, el desafío más fuerte ha sido el alto costo de los granos, porque a los productores les ha costado subir el precio del huevo. El problema es que a veces no sube de precio porque hay demasiada oferta. Pero, ¿por qué hay demasiada oferta?, porque no se consume mucho huevo en Honduras. “Necesitamos que cada hondureño se coma aunque sea un huevo al día” señala Doña Blanca. Esto representaría un consumo de tres veces lo que ahora se consume.
Pero, como en todo, a veces las presiones externas ayudan, lo que se refleja en aspectos positivos: “Los altos costos nos han obligado a ser más eficientes en los sistemas de producción. Nos hemos ido deshaciendo de galeras de piso, para pasar a jaulas, porque alimentar un ave de piso, lleva de 10 a 15 g más que una ave de jaula. Además, hemos instalado sistemas de túnel. La inversión de un sistema de túnel es altísima, pero se paga”. Estos sistemas han hecho que la producción sea más ordenada para la recolección de excretas o del huevo y se usa menos personal, por lo que en general, se ahorra en costos.
Doña Jessica igualmente considera que como el costo de producción es alto, “tenemos que ser muy eficientes; creo que es una lucha día a día, de ver cómo logramos de eficientar procesos, de bajar nuestro costo y poder llegar al consumidor con un producto de muy buena calidad a un precio accesible”.
Certificaciones y calidad
Ambas empresarias se enorgullecen de la calidad del huevo que producen:
Jessica Saybe: “Estamos trabajando con un programa de certificación de nuestro huevo. Tenemos ya nuestro sello de Buenas Prácticas de Manufactura. El proceso lo iniciamos hace unos 6 años. No es sencillo: implican muchos cambios en la forma de trabajo, en la estructura de la granja, en la capacitación del personal”. Y todo para apuntar hacia la inocuidad.
Blanca Mancía: “Producimos huevo de muy buena calidad, me atrevo a decirlo; los clientes prefieren el huevo de Grupo Mancía, porque es un huevo muy fresco”.
Aumento del consumo
Coinciden en el mismo parecer: se necesita aumentar el consumo de huevo en Honduras. Ya se ha lanzado la segunda campaña para promover las bondades del huevo: nutrición, control de enfermedades, uso en ancianos y niños, etc. Esta campaña es de cuatro meses de duración en los medios de radio de todo el país y también en diarios.
En un país con consumo per cápita en torno a los 120 huevos al año, con población desnutrida y que muchas veces desayunan con refresco y pan, en verdad, es una pena que no se consuma huevo, que es más accesible, rico, saludable y nutritivo.
Salud aviar
Honduras es un país que ha estado trabajando muy de cerca con las autoridades sanitarias para lograr estar libre de las enfermedades restrictivas al comercio. “Como estamos libres de cuatro enfermedades aviares, todavía no tenemos restricciones con respecto a movilizar la gallinaza o las aves de una granja a otra” dice Doña Blanca. “Esto nos permite también poner un escudo para las importaciones de otro país”.
Por fortuna, el Senasa se moviliza inmediatamente y forma cercos sanitarios. “Tenemos una vigilancia epidemiológica fuerte, hay registros de años, de vigilancia en aldeas, en granjas, en aves de traspatio y se tiene control de todas estas cosas” dice Doña Jessica. “Nosotros apoyamos estas gestiones con el Senasa, porque la idea es que nos podamos convertir en un proveedor para el resto de los países y eso solamente se logra con calidad y ahora con controles sanitarios estrictos”.
“Tratamos de tener nuestra gente entrenada en nuestras granjas y no permitimos que entre gente de otros lados. Si entran, se tienen que bañar y poner la vestimenta que usamos”.
Hacia esto se dirigen, a poder tener una oferta exportable y poder así desarrollar la industria hondureña. “Como dicen nuestra misión, nuestra empresa quiere ser parte del crecimiento del país con un producto de calidad, y una oferta diferenciada de huevos inocuos y certificados” señala Jessica.
Un aspecto importante es que creen mucho en el esfuerzo en conjunto, ya que es lo que les puede ayudar a enfrentar los desafíos exteriores y para que la industria se consolide y poder hacer frente a la volatilidad de los costos. Entre más unidos estemos y más ordenados estemos trabajando, será mejor para todos” dice Doña Jessica.
Visión empresarial
Estas empresarias hondureñas tienen muy claro qué es ser avicultor. “Tenemos ya muchos años de estar en esto y el mismo negocio nos han ido enseñando. A veces, los precios bajos nos han hecho tambalear… pero aguantamos. Hay que estar ahí hasta que se vuelva otra vez a nivelar; así es esto, así son los negocios” comenta Blanca.
Y como últimamente los precios han sido muy buenos, quieren apostarle a la campaña de mercadeo, ya que realmente, existe el potencial de aumentar el consumo.
Blanca Mancía enfatiza al ir terminando la entrevista de que tiene ganas de seguir produciendo, pero a la par de vender a un buen precio. “Se trata de que nos dejen trabajar”, añade. “Este negocio le quita a uno a veces el sueño, pero es bonito. Le da uno gracias a Dios porque nos ha permitido entrar a este rubro de producir proteínas, de producir alimentos. Esto me llena de satisfacción en lo personal, me gusta que me identifiquen como productora de alimentos para la población”.
Y por otro lado, respecto a Avícola Río Amarillo, Doña Jessica nos dice que quieren pasar de una empresa familiar a una empresa socialmente rentable, en la que una junta directiva sea la que tome las decisiones. “Tenemos gente técnica que nos da opiniones técnicas, no sólo opiniones sentimentales del negocio”.
Tienen también en la mira una diferenciación del producto, para poder llegar al cliente con algo diferente. “Creemos que debe de haber una diferenciación por calidad, por servicio, por higiene, y le estamos apuntando a eso. Queremos crecer en la región, pero no en una producción en masa. No creemos en crecer por crecer, no vamos a poner más galpones sin mercado”. La meta no es la de ser un productor de volumen, sino un productor de calidad diferenciada.
“Este negocio es muy noble, y ahí vamos, echando para adelante” cierra Blanca Mancía.
Agradecemos la invaluable colaboración de la Asociación Nacional de Avicultores de Honduras, Anavih, para la realización de las entrevistas.