Cuesta
ganarse la confianza del consumidor. Y en la avicultura esto ha costado sangre,
sudor y lágrimas, porque nos enfrentamos a muchas cosas: hormonas, colesterol,
salmonela, transgénicos, aves en libertad, enfermedades aviares, etc. Cuando el
consumidor compra alimentos, toma decisiones con base en la conveniencia,
precio y por último, por el contenido de nutrientes. Es decir, en general se da
por sentado que los alimentos son inocuos.
Pero,
aunque lo dé por sentado, “el consumidor necesita tener confianza”, dice el Sr.
Greg Watt, CEO de WATT Global Media. Para ello, la construcción de una marca, es
decir, “el branding, es sumamente poderoso”. Es preciso que las empresas tengan
un plan de acción que implica a) operar con integridad, b) que haya
transparencia, c) que se cumplan las promesas, d) que el objetivo sea claro, y
finalmente e) que se esté a disposición.
Lleva
muchos años construir la reputación, pero una sola falla la puede arruinar en
minutos. Por eso, cuando surgen los escándalos de problemas de inocuidad
alimentaria, la empresa involucrada pierde mucho. Pero, también pierde toda la
industria avícola, pues la ola del impacto golpea a todos por igual. Una cosa
es segura: “no se puede comprar la confianza del consumidor”, dice el Sr. Watt.
Por
ejemplo, se ha visto que los brotes de listeria o salmonela en pollo o huevo
han afectado negativamente las ventas de estos productos. Para ello, se va a
requerir de demostrarle al consumidor mediante campañas y voceros lo que ha sucedido
y cómo se pretende corregir.
“Los
errores suceden, pero se deben reconocer y no se deben esconder”. Esto es
integridad. Esto es transparencia. La inocuidad del pollo o del huevo no es una
cuestión de competencia entre empresas. Es una responsabilidad que todos
compartimos, por el bien de todos.
Debemos
de considerar estos conceptos. Representan mucho trabajo, pero son una
oportunidad para que mejore la industria avícola de Latinoamérica y del todo el
mundo.