Sin anticoccidianos nuevos desde hace 15 años, es más importante para la avicultura utilizar con criterio los productos que hay y maximizar su efectividad.
La coccidiosis es una enfermedad intestinal común que afecta
a las aves en todo el mundo y que resulta en pérdidas económicas para los
avicultores. Está causada por siete diferentes especies de parásitos
protozoarios del género Eimeria.
En pollo de engorde, las especies que por lo general causan
coccidiosis son E. acervulina, E. tenella, E. maxima y E. mitis. En
aves de larga vida, las más comunes son E. necatrix y E. brunetti. No existe la protección cruzada entre especies. Dicho
de otra forma, si un pollo desarrolla inmunidad contra la E. acervulina, no va a estar protegido contra otras especies de
Eimeria.
Las coccidias son sumamente prolíficas y tenaces. Un
ooquiste, es decir un huevo coccidiano, puede producir más de 500,000 de
progenie en solamente 4 a 7 días, y con tan sólo unos cuantos ooquistes que se
queden en la caseta o galpón avícola, es suficiente para infectar a la
siguiente parvada. Los pollos ingieren a las coccidias de la cama, para luego
replicarse en el intestino. Dañan el recubrimiento intestinal, lo cual entorpece
la absorción de nutrientes.
Los ooquistes prosperan en ambientes cálidos y húmedos,
aunque la coccidiosis es una amenaza para las granjas avícolas durante todo el
año e incluso en climas áridos.
Impacto de la coccidiosis
Los pollos que presentan la forma más grave y aguda de la
coccidiosis debido a un nivel alto de exposición desarrollan diarrea
hemorrágica y pueden presentar alta mortalidad. Sin embargo, es más común que
lo pollos presenten la forma subclínica de la coccidiosis que resulta en baja
conversión alimenticia, tasa de crecimiento y uniformidad de la parvada.
La coccidiosis predispone también a los pollos a otras
condiciones, como la disbacteriosis, que es una inflamación de los intestinos,
y a enfermedades tales como la enteritis necrótica, que es una inflamación
intestinal debida a la bacteria anaeróbica grampositiva Clostridium perfringens.
En la necropsia, las lesiones intestinales causadas por la
coccidiosis presentan una apariencia característica que ayuda al diagnóstico,
la cual se puede confirmar por la presencia de ooquistes coccidianos en las
heces o en los raspados intestinales.
Está ampliamente aceptado que la erradicación de las
coccidias del ambiente de la caseta o galpón es difícil, sino es que imposible.
Por lo tanto, en todas las explotaciones avícolas el control de los parásitos
es una práctica estándar.
Durante décadas, los anticoccidianos en el alimento han sido
un medio efectivo de manejar la coccidiosis, pero con el uso repetido, las
coccidias se han vuelto resistentes. Además, no hay en el horizonte nuevos
anticoccidianos, lo que subraya la importancia de restaurar y conservar los
productos existentes.
La vacunación se usa también para proteger a las parvadas
contra la coccidiosis, la cual puede ser una valiosa adición al plan de
rotación.
Necesidad
de rotar y dejar descansar los anticoccidianos
Tradicionalmente, las explotaciones avícolas comerciales han
usado dos tipos de anticoccidianos en el alimento: antibióticos ionóforos y
compuestos sintéticos o químicos.
Todos estos productos han demostrado ser altamente efectivos
en el control de los organismos coccidianos que causan la coccidiosis. No
obstante, al igual que muchos productos terapéuticos que se usan en la medicina
veterinaria o humana, algunos anticoccidianos en el alimento han perdido su
eficacia con la administración prolongada.
Por ese motivo, los especialistas avícolas han recomendado
la rotación de anticoccidianos, es decir, el cambio de tipo utilizado después
de uno o más ciclos de producción, o el intercambio de productos (programas
“duales”), lo cual implica el cambio de anticoccidiano dentro del
ciclo de producción (por ejemplo, el uso de un tipo en el alimento iniciador y
de otro en el de engorde) para ayudar a conservar la efectividad de estos valiosos
compuestos.
Además, la mayor parte de la industria avícola del mundo no
ha visto en más de 15 años un nuevo anticoccidiano para el alimento. Sin
productos nuevos en el horizonte, se ha hecho incluso más importante para las
granjas avícolas utilizar con criterio los productos que hay y maximizar su
efectividad.
¿Se
practica la rotación de anticoccidianos?
Sí, la rotación de anticoccidianos se practica y además hay
muchas explotaciones que lo hacen de una forma bastante efectiva. Pero, a veces
se interponen en el camino las formas tradicionales de pensar, los viejos
hábitos, las consideraciones del costo y las presiones para lograr un desempeño
óptimo a corto plazo, para poder desarrollar una estrategia sustentable a largo
plazo. En otros casos, los avicultores sin saberlo pueden rotar un producto o
combinación de productos diferente sin darse cuenta que tiene una estructura
molecular similar al anticoccidiano que usaban con anterioridad.
Efecto
de la forma subclínica de la coccidiosis
Los brotes agudos de coccidiosis pueden resultar en diarrea
y mortalidad graves, pero por fortuna, estas situaciones son raras en las
granjas avícolas progresistas, en las que se usan los anticoccidianos de forma
rutinaria.
En la mayoría de las granjas avícolas comerciales, el
problema más común es la coccidiosis subclínica de bajo nivel. Esta forma de la
enfermedad puede con facilidad desarrollarse cuando los productos pierden
gradualmente su eficacia y de forma lenta minan las tasas de crecimiento y de
conversión alimenticia, así como la uniformidad de la parvada. Tanto en
ponedoras como en reproductoras, también baja la producción y calidad de los
huevos.
La coccidiosis de bajo nivel es costosa y predispone también
a las parvadas a disbacteriosis, enteritis necrótica, dermatitis gangrenosa y
otros problemas de salud costosos.
¿Cuánto
tiempo se pueden usar los ionóforos sin que pierdan su efectividad?
Eso varía de granja en granja e incluso de caseta en caseta.
Sin embargo, por regla general, no debe usarse la misma clase de ionóforo por
más de seis meses consecutivos. En ese momento, el productor debe rotar a una
clase diferente de ionóforo (por ejemplo, de monovalente a divalente), a un
anticoccidiano sintético o incluso a la vacuna.
Uso
de los anticoccidianos sintéticos
Los anticoccidianos sintéticos que se han dejado descansar
bien, son altamente efectivos contra cepas de tipo silvestre de coccidia que
pueden surgir cuando pierden efectividad otros anticoccidianos en el alimento.
Cuando se usan con criterio, los anticoccidianos sintéticos pueden ayudar a
restablecer el programa de manejo de coccidiosis y dejar al productor que
empiece limpio con una nueva estrategia de rotación.
Sólo hay una salvedad: los sintéticos han demostrado ser altamente
proclives a la resistencia, por lo que es importante usarlos con criterio y
programar suficiente tiempo de descanso entre tratamientos. Por ejemplo, si se
usa un anticoccidiano sintético como parte de un programa de limpieza enfocado
a las cepas de campo de Eimeria, es mejor limitar su uso a no más de tres
meses. Si se usa el producto sintético en un programa dual con otro tipo de
anticoccidiano, puede ser aceptable hasta los 4.5 meses. De cualquier forma, a
menudo se recomienda dejar descansar el anticoccidiano sintético hasta por 20
meses, para conservar su eficacia en parvadas futuras.