Control de vehículos, roedores e insectos, además de programas de capacitación y desinfección de manos, son algunos de los puntos que deben seguirse estrictamente en las granjas avícolas.
Hoy
en la industria avícola, escuchar hablar de la palabra bioseguridad es cada vez
más frecuente, producto de los episodios de enfermedades emergentes que
aparecen en diferentes lugares del mundo y que nos han impulsado a implementar
y desarrollar prácticas de prevención, control y difusión de estas.
Los
mercados de destino cada días más exigentes, han generado cambios en la forma
de producir, ya que hay más restricciones de uso de medicamentos y la
bioseguridad está cumpliendo un rol muy protagónico en la manutención del estatus
sanitario de las parvadas.
El
compromiso de todos en la industria
Todas las personas que trabajan en una granja
avícola, desde los gerentes, supervisores y propietarios tienen que tener un
compromiso de hacer las cosas con un nivel de excelencia, seguir los protocolos
prescritos, realizar cambio de ropa, ducharse y uso de overol y botas, ya que
si una sola una persona falla, esta cadena no sirve y arriesgamos el estatus
sanitario y productivo de la empresa.
Las
personas
La primera línea de defensa en las granjas
avícolas es mantener a los visitantes fuera de las granjas de producción. Se
considera a las personas como la principal vía de introducción y diseminación
de enfermedades entre granjas avícolas. La falta de conocimiento y poca disciplina
se encuentra entre los factores que hace que las personas propaguen enfermedades
entre las granjas. Por lo tanto, son fundamentales los programas de
capacitación.
Pediluvios
Los pediluvios (conocidos también como
tapetes sanitarios), son un punto crítico de control de transmisión de
enfermedades entre los pabellones. Es importante monitorearlos y usar productos
con color marcador para saber que están funcionando correctamente.
Bioseguridad
lateral-vecinal
Los brotes de enfermedades en una granja
vecina deben siempre considerarse como una posible fuente de infección, por lo
que es fundamental restringir los contactos.
Siempre se requiere tener personal en las
granjas para procedimientos específicos (vacunaciones). Este personal puede
estar dando servicio a muchas granjas avícolas, por lo tanto la posibilidad de
propagación de enfermedades por esta vía es muy alta y se considera como punto
crítico de control. Para tratar de limitar o controlar este punto, se debe capacitar
al personal en sus funciones lo más específicamente posible.
Desinfección
de manos
Las manos contaminadas de las personas con
patógenos pueden propagar enfermedades de una granja a otra. Para prevenir
esto, debe haber sistemas de lavado de manos a disposición para que los
operarios de las granjas se puedan lavar las manos con agua y jabón
desinfectante o uso de alcohol gel, que se debe dejar actuar como mínimo un
minuto sobre ellas. Esto ha demostrado tener efectividad en la inactivación de virus
de Newcastle y metapneumovirus.
Control de
roedores e insectos
Tener un programa de control de plagas adecuado
cobra especial relevancia en los planteles de producción, pues está demostrado
que aves, roedores e insectos pueden transmitir enfermedades de una granja a
otra.
Por eso, se recomienda implementar un
programa de manejo integral de plagas, que considere medidas de control químico
(raticidas e insecticidas), físico (instalaciones y barreras) y cultural
(manejo). Dichos programas deben incluir también revisiones periódicas y
adecuada gestión de la información.
Vehículos
y equipos
Se debe restringir el acceso de vehículos a
los predios, para evitar el flujo innecesario en los sectores productivos. En
caso de que estos deban ingresar, deben cumplir un estricto programa de
desinfección interna y externa, que considere desinfección de cabinas. Los
ocupantes de los vehículos deben mantener también los protocolos de
bioseguridad.
En cuanto a herramientas y equipos, es recomendable
que cada plantel posea los suyos, por lo que
debe considerarse evitar el flujo de estos. En caso de ser necesario realizar
movimientos entre diferentes sectores se debe considerar desinfectar los
materiales.
Conclusión
La bioseguridad es una forma de excelencia y
el trabajo de excelencia es un compromiso de todos, por lo tanto una persona
que no cumpla los protocolos prestablecidos, rompe toda la cadena de
bioseguridad.
Se debe diseñar programas de capacitación
constantes a los operarios y empleados de la organización, así como también implementar
señalética para recordar las normas de bioseguridad.
Por otro lado el cambio conductual y cultural
de bioseguridad dentro de las empresas avícolas es lento y requiere tiempo, como
uso de recordatorio en forma continua.
Es imprescindible diseñar e implementar
programas de control de roedores e insectos en forma integral, monitorearlos y
actualizarlos en forma frecuente.