En la reciente reunión de la Asociación de Especialistas en Ciencias Avícolas del Centro de México, AECACEM, en el mes de marzo, tuve la oportunidad de entrevistar al Dr. Mário Penz, de Brasil, querido y conocido por muchos de nosotros. En esa oportunidad, el Dr. Penz nos habló sobre la avicultura del futuro, la cual va a ser muy distinta a la que conocemos hasta el día de hoy. Para ello, recalcó tres puntos, que son los que van a necesitar cambiar más drásticamente:
- El ambiente, que hay que cuidar y que, igualmente, no hay más espacio y vamos a necesitar usar equipos más sofisticados
- La falta de personal capacitado, con el cierre de tantas carreras y posgrados en el área avícola en EUA y otros países
- El agua, que será un determinante de la avicultura, ya que hay que pagar por ella (y mucho), cuando antes era completamente de servicio público
Comentaba Penz además que las explotaciones avícolas necesitan con más frecuencia extraer agua de pozos que solo se pueden perforar con permisos especiales, cosa que seguro sucede en muchos países. Tengamos en cuenta que los pozos se tienen que perforar cada vez a mayor profundidad y asimismo, cada vez es más difícil encontrar agua.
Escasez del líquido vital
En el pasado webinar que tuvimos en WATT el 17 de abril titulado “Volatilidad de los mercados, tipos de cambio y la avicultura”, el Ing. Baldomero Llanas de Bunge de México, habló sobre las tendencias de las materias primas para la avicultura, y me llamó la atención, aunque no me sorprendió, que uno de los temas que trató fue el del agua, junto con los problemas a corto y largo plazo de granos y oleaginosas, siembra, oferta y demanda, y otros aspectos. En su ponencia, presentó datos en los que se proyecta que para 2030, o sea dentro de solamente 18 años, el uso de los recursos hídricos aumentará en un 53 por ciento. ¡Poco más de la mitad de lo que ya usamos! Es un porcentaje que presagia una catástrofe si no hacemos algo.
En esa información obtenida de Water Resources Group, se señala que el 65 por ciento del uso de metros cúbicos de agua será de las actividades agropecuarias. Así, “si las tendencias actuales continúan, la vida de un tercio de la población del mundo se verá afectada por la escasez del agua en 2025”. El Ing. Llana además mencionó que es probable que vayamos a tener precios de mercado para el agua, de tal manera que va a ser indispensable contar con una verdadera administración de la sustentabilidad. Fíjense bien lo que dijo: precios de mercado, para algo tan vital como el agua. Es como si también se llegara a cobrar a precios de mercado por el aire que respiramos. Pero da qué pensar.
Falta de conciencia
Pero la falta de agua no solo se debe a que haya aumentado la población y sus necesidades, sino a la casi nula conciencia del problema. Todo empieza en el ámbito casero, en donde mucha gente se lava los dientes dejando correr el agua, o en lugar de enjabonar los platos con el grifo cerrado, lo dejan abierto con el agua a raudales. Y lo peor del asunto es que es agua limpia, potable. Otro caso verdaderamente siniestro es que usemos agua potable para desalojar el inodoro, en lugar de usar agua recolectada de lluvia o el agua que se usa para lavar la ropa, por ejemplo. Y esta tendencia va del uso doméstico hasta el industrial y agropecuario.
El denominador común
Hay un punto de confluencia que otorga un denominador común a esta problemática: la sustentabilidad. Esta palabra tan sobada, pero que no deja de tener relevancia, viene ligada a otras cosas de las que se hablan en la industria avícola, como la eficiencia. Una buena eficiencia en los procesos nos reditúa ahorros económicos que provienen de ahorros en el uso de recursos, y entre ellos el agua. Lo sostenible es lo dicho de un proceso, que puede mantenerse por sí mismo, como lo hace, por ejemplo, un desarrollo económico sin ayuda exterior ni merma de los recursos existentes. Repito: ni merma de los recursos existentes.
La industria avícola
En este mismo número publicamos adrede en la sección de “El Blog del Mes” el comentario de mi compañera María de los Ángeles Gutiérrez sobre el uso eficiente del agua, para redundar en el tema. En el, hace énfasis en que la industria avícola es muy eficiente en términos de producción y usos de recursos. Sí que lo es, si lo comparamos con las otras industrias pecuarias en lo referente a conversiones alimenticias y otros usos de recursos. No obstante, aún se puede hacer más. Pero, sobre todo debe haber disposición. Parafraseando lo que María de los Ángeles plasmó: “la industria avícola… debe estar dispuesta a hacer regulaciones medioambientales y a concientizar al público general sobre la forma eficiente en que se realiza el procesamiento de aves y… el agua que se utiliza en la producción de productos avícolas sanos y seguros [inocuos]”.
Así las cosas, para regresar al inicio de este editorial, el agua se constituye ya como un aspecto determinante de la avicultura. Cuidémosla.