Hierbas, especias, aceites esenciales, saponinas, antioxidantes y flavonoides conforman la nueva realidad en la producción avícola
La mayor presión en términos de la inocuidad alimentaria, las crecientes preocupaciones por la salud animal y la protección del ambiente, el aumento del costo de los alimentos balanceados, la mayor resistencia a los antibióticos y las fuertes tendencias globales para reducir los antibióticos promotores del crecimiento, son factores que muestran que los compuestos conocidos como aditivos fitógenos se perciban como una de las soluciones más importantes en la nutrición animal en el futuro cercano.
“Creemos en los sustancias naturales y vegetales en lugar de los antibióticos, aunque nuestro propósito no es siempre reemplazarlos por completo”, dice el Sr. Markus Dedl, CEO de Delacon. Hace más de 27 años que tuvieron la visión de prever que esto iba a suceder, e incluso acuñaron el término ‘fitógenos’ (también fitogénicos). Ya en esa época, reconocían el potencial de estos aditivos de origen vegetal hechos de combinaciones estandarizadas hierbas, especias y aceites esenciales para varias especies animales, como las aves.
Ventajas de las sustancias naturales
Los aditivos fitógenos están hechos de extractos estandarizados de principios activos de diferentes especias y plantas que se microencapsulan para un mejor almacenamiento y resistencia al proceso térmico. Son polvos que se añaden en bajas concentraciones, en el orden de 150 g/tonelada de alimento.
Algunos ejemplos son del chile, ajo y cebolla, que se extraen compuestos que aumentan el flujo sanguíneo; del romero o tomillo, de los cuales se obtienen antioxidantes y saponinas, que reducen el amoniaco y mejoran la digestibilidad, y de los cítricos se obtienen flavonoides que fungen como antioxidantes para reducir el estrés oxidativo.
Como una alternativa natural a los antibióticos, presentan la ventaja de que no dejan residuos en la carne, leche o huevos, con lo que así se garantiza la máxima inocuidad para el consumidor.
Además, presentan ventajas en cuanto a los beneficios ambientales, pues su uso reduce las emisiones de amoniaco y metano hasta en un 50 por ciento, así como la emisión de gases de efecto invernadero.
Por otro lado, estimulan la producción de jugos gástricos y enzimas en el sistema digestivo. La mayor actividad enzimática mejora la digestión de nutrientes y por lo tanto aumenta la disponibilidad de los mismos y de los minerales para la absorción. El resultado es una mejor eficiencia alimenticia y en consecuencia una reducción del costo del alimento por kg de carne. Los estudios han mostrado que estos productos benefician de forma importante al pollo de engorde bajo desafíos intestinales típicos.
En promedio, el peso corporal del pollo aumenta en 2 por ciento, mientras que la conversión alimenticia disminuye 4 por ciento. Las evaluaciones económicas de los experimentos de institutos de investigación y de pruebas de campo muestran una recuperación promedio de la inversión de más de 1:4.
Al haber una mejor salud animal, se fortalece el sistema inmunitario, pues se reduce la inflamación intestinal; lo que se promueve es una flora intestinal óptima, con lo que el uso de antibióticos se puede reducir al mínimo.
Sinergismo
Otra razón por la cual los aditivos fitógenos no compiten con los antibióticos, es que se usan junto con ellos. En Asia, nos dice el Sr. Dedl “los usan porque tienen un modo de acción que se complementa, no porque compitan”. De hecho, se pueden usar menos antibióticos o usar la misma cantidad para una mejor producción. Hay un efecto sinérgico mayor cuando se usan ambas sustancias en las dosis estándar.
Hay que recordar que los antibióticos tienen efectos antibacterianos y en general se usan para el control de patógenos. Los extractos vegetales no son antibacterianos, sino estimulantes del sistema digestivo, que mejoran la permeabilidad de la pared intestinal y la digestibilidad de nutrientes. “Nuestros clientes usan los aditivos fitógenos para complementar el efecto de los antibióticos”.
Valor agregado
Uno de los valores agregados es que los aditivos fitógenos tienen una buena imagen, una imagen que pocos aditivos tienen, lo cual es bueno para el marketing.
El otro valor agregado es el bienestar animal. Los aditivos fitógenos promueven un mejor bienestar animal porque se reduce el problema del amoniaco en 50 por ciento. Esto no nada más es una beneficio ambiental, sino de bienestar para el ave, pues a nivel del pollo es donde más amoniaco hay, lo que afecta el sistema respiratorio. También hay menos humedad en cama y menos lesiones en las almohadillas plantares.
Mejores formulaciones
Con los aditivos fitógenos se proporciona un valor nutricional adicional para, por ejemplo, proteína cruda (aminoácidos) a la fórmula del alimento, al aumentar la síntesis de proteasas en el tubo intestinal. Esto significa que su uso lleva a ahorros de aproximadamente 11 kg de harina de soya alta en proteínas por tonelada de alimento. Como también baja la necesidad de suministro de compuestos minerales y de energía, es factible hacer formulaciones más favorables. Estas reducciones desempeñan el papel clave en bajar el costo del alimento balanceado, al mismo tiempo que garantizan un alto desempeño del ave.
El mercado latinoamericano ¿listo para estos productos?
“Yo creo que sí está listo, por varias razones: a finales de 2016, EUA va a prohibir la mayoría de los antibióticos. Los productores avícolas estadounidenses ya están cambiando y buscando alternativas. Es un proceso largo, que no se trata de sacar un producto para poner otro”, dice Markus Dedl, CEO de Delacon.
El uso de aditivos fitógenos es todo un concepto. Se tiene que cambiar todo el programa de nutrición, manejo, higiene y bioseguridad, lo cual lleva tiempo. “Latinoamérica utiliza a EUA como punto de referencia y hay mucho comercio con ese país. Así que se iniciarán los mismos procesos, quizás ligeramente retrasados, pero se van a dar” añade el Sr. Dedl.
“Hemos visto en México y en Brasil, donde vendemos principalmente en Latinoamérica, que la respuesta es muy buena, los resultados han sido muy buenos”, señala el Sr. Dedl. En México, trabajan mucho con la industria de ponedoras en Tepatitlán, Jal., por ejemplo. De hecho, “mucha gente pregunta por estos productos, especialmente de Latinoamérica”.
Hay que prepararse para los nuevos cambios que se avecinan en la producción avícola. Los aditivos fitógenos se usan no nada más porque sean verdes y naturales, sino porque son inocuos y eficientes, y son grado alimenticio.