Estos compuestos vegetales conocidos desde hace mucho tiempo, representan una alternativa inocua y eficaz en la producción avícola.
Recientemente en 2011, el Ministerio de Agricultura de Baja Sajonia, en Alemania, emitió un documento en el que se revela que en el 83 por ciento de las granjas de engorde de pollos inspeccionadas y en un 92 por ciento de las granjas de cría y engorde de pavos, se suministran antibióticos para el tratamiento de diferentes enfermedades (NMfLVL, 2011). Hasta 2005, los antibióticos se utilizaban como factor de crecimiento, debido a la influencia positiva que ejercen sobre la salud de la parvada. Los antibióticos combaten a los patógenos en el intestino, lo que en consecuencia mejora el estado sanitario, para así incrementar el rendimiento productivo. Por otro lado, hay varios puntos que vale la pena señalar:
- El suministro profiláctico de antibióticos neutraliza ciertos problemas en la granja, como por ejemplo, la mala gestión o deficiencia de higiene
- Los antibióticos también alteran la microflora positiva del intestino
- El uso profiláctico puede causar resistencia bacteriana
- El uso de antibióticos en la alimentación animal no está bien aceptado por el consumidor, excepto para el tratamiento médico
Alternativas
Desde 2006, el uso subterapéutico de antibióticos está prohibido en la Unión Europea, de tal manera que ha quedado un vacío donde se utilizaban estos productos antes.
Además de ácidos orgánicos, inmunoglobulinas, prebióticos y probióticos que se utilizan para compensar este vacío, recientemente han aparecido en el mercado aceites esenciales de hierbas y especias, así como sus extractos.
Las hierbas y las especias tienen una larga tradición como parte de la dieta humana y como agentes terapéuticos. Es por eso que son bien aceptadas por el consumidor y están calificadas como una alternativa inocua a los antibióticos. Tienen además como ventajas que no causan resistencia bacteriana, ni generan residuos en la carne, la leche y el huevo.
Aceites esenciales
Los aceites esenciales son productos vegetales, que no tienen valor nutritivo, ni de minerales o vitaminas, pero que influyen positivamente en el rendimiento de los animales. Son derivados del grupo de las especias y las hierbas. Sus efectos se atribuyen a los ingredientes secundarios vegetales, que no son relevantes para el metabolismo fundamental de la planta, pero sí son de interés vital para la defensa frente a virus, bacterias, hongos e insectos. En algunos casos actúan como atrayentes para la reproducción.
Los diferentes ingredientes activos que contienen interactúan entre sí y solamente esta combinación especial es la que define la intensidad de la eficacia. Se han hecho pruebas con aceites esenciales, las cuales apuntan al hecho de que el efecto no sólo está causado por la sustancia clave, sino también de manera significativa por los ingredientes cuantitativamente menos importantes. Esto significa que una sustancia aislada o una sustancia individual sintética no puede nunca ser tan efectiva como la combinación de todos los ingredientes de la planta.
Así, esta es la razón por la cual en nuevos productos se utilizan mucho los extractos de la planta entera. Si se combinan diferentes plantas o extractos vegetales, como comúnmente se usa en la alimentación animal, se dan interacciones entre las sustancias clave y las sustancias menores. Por eso, es muy difícil hacer una comparación directa en alimentos balanceados que contengan combinaciones de aceites esenciales.
Los aceites esenciales combinan los efectos de los antibióticos (actividad antimicrobiana de algunos ingredientes vegetales como el timol y el carvacrol), con los efectos de prebióticos (flora intestinal equilibrada y su estabilización). De acuerdo con esto, el suministro de extractos vegetales puede reducir la incidencia de diarrea (Gössling, 2001). Los polisacáridos derivados de muchas plantas desempeñan un papel fundamental en el crecimiento de los órganos inmunitarios (bazo, bolsas sinoviales, linfocitos T y B, macrófagos, células K) y por eso estimulan el sistema inmunitario (Panda et al., 2009).
Con base en todos estos efectos, se puede observar una mejora, principalmente bajo condiciones críticas de higiene y de alimentación.
Efecto científicamente justificado
Se han hecho varios estudios para evidenciar el efecto inhibitorio de patógenos con especias en animales de producción, sobre todo en aves. Los estudios comparan antibióticos de uso general, con aceites esenciales, con respecto a la inhibición bacteriana. Las pruebas de desafío se hicieron con Salmonella (figura 1) y Eimeria (figuras 2 y 3).
Salmonella:
A ese fin, se desafiaron pollos de engorde con Salmonella enteritidis (105 UFC directamente en el esófago). En la figura 1 se puede ver que el producto de una mezcla especial de aceites esenciales microencapsulados muestra el mismo efecto inhibitorio bacteriano que el antibiótico usado después 72 horas.
Cuando se utiliza preventivamente, la mezcla especial de aceites esenciales microencapsulados estimula el desarrollo de bacterias intestinales positivas mediante la reducción de las bacterias dañinas.
Eimeria:
Los aceites esenciales también tienen un efecto positivo en el caso de una infección con Eimeridae (Eimeria y Cryptosporidia). Para comprobar esta tesis, se utilizaron 36 pollitos de engorde de 1 día de edad repartidos en tres tratamientos, cada uno con 12 pollitos:
- T1 (control, sin aditivos)
- T2 (antibiótico 10 ppm)
- T3 (aceites esenciales, producto de mezcla especial de aceites esenciales microencapsulados, 100 ppm)
A la edad de 15 días, se inocularon los pollitos de engorde oralmente con 1.8 mL de inóculo con oocistos esporulados de Eimeria acervulina (200 x 103), E. maxima (50 x 103) y E. tenella (10 x 103). A los 31 y 38 días, se sacrificaron 15 pollos (5 por grupo) y se inspeccionaron en las necropsias para evaluar lesiones de coccidiosis. Dichas lesiones se estimaron y calificaron de acuerdo con un sistema de determinación especial (0 – no lesiones; nivel 1 – lesiones ligeras; nivel 2 – lesiones moderadas; nivel 3 – lesiones graves; nivel 4 – lesiones muy graves). A los datos de la determinación se les practicó un análisis de varianza y la prueba de Fischer con nivel de significancia (p, desviación estándar) menor a 0.05.
Además de eso, se tomaron muestras cecales de los pollos de engorde inspeccionados a los 31 días para calcular las colonias de Clostridium sp. Los resultados se transformaron en Log10 para su análisis estadístico y se sometieron a una prueba de Tukey con 5 por ciento de probabilidad.
Resultados y conclusiones
Los resultados muestran que los aceites esenciales tienen un efecto similar comparado con factores de crecimiento antibióticos con respecto a la reducción del crecimiento bacteriano. Los aceites esenciales reducen Salmonella, Eimeria y también Clostridia. Ante este motivo, los aceites esenciales se pueden utilizar profilácticamente para aumentar las bacterias intestinales positivas y reducir las dañinas.
Los aceites esenciales no tienen los efectos colaterales como los que se presentan con el uso de factores de antibióticos promotores del crecimiento, tales como residuos o resistencia bacteriana. En tiempos de problemas crecientes con el uso de antibióticos, estos representan una alternativa práctica y efectiva.