Si se presta suficiente atención a tiempo a las reproductoras pesadas, se podrá garantizar un buen desempeño a lo largo de la vida de las aves.
La persistencia a lo largo de la postura es un objetivo clave en el manejo de las parvadas de reproductoras pesadas para obtener una máxima producción de huevos incubables. Una buena parvada va a mantener un nivel alto de producción después del pico y para lograr esto, se necesita iniciar a las aves en el camino correcto desde muy temprano.
El factor esencial es la uniformidad de la parvada. En la alimentación de un grupo de estos animales para cubrir las necesidades del ave promedio inevitablemente se subalimenta a las más pesadas y sobrealimenta a las más ligeras. Mientras más uniforme sea una parvada, más se le puede alimentar para cubrir las necesidades de una mayor proporción de aves, de tal manera que se puede reducir el alimento sin acelerar el declive normal de producción.
El mejor método
El mejor método es clasificar a las aves durante la crianza. Las recientes experiencias en Latinoamérica muestran que es benéfica la clasificación por peso desde los siete días de edad. Ya que durante las primeras cinco semanas de edad se establece el tamaño del esqueleto, la pronta clasificación junto con una segunda a las cuatro semanas garantiza la mejor uniformidad de cada grupo alimentado para cubrir sus necesidades específicas. Quizás se necesite una clasificación más por peso a las 8 y 12 semanas.
La uniformidad determinada por el peso empeorará conforme se alimente a la parvada una cantidad limitada para controlar dicho peso, pero ya que el tamaño del esqueleto ya se ha establecido, regresará la uniformidad conforme se alimente más a las aves para prepararlas para la fotoestimulación.
La clasificación por composición corporal se puede realizar a las 16 semanas y justo antes de la iluminación. Se pueden separar los grupos en casetas de producción de acuerdo con el peso y composición grupal, y así alimentar a las aves hacia la producción y realizar el retiro de alimento adecuadamente.
Puntos críticos
En el control del peso corporal en cualquier programa de crianza, existen puntos críticos para lograr una mejor persistencia. Alrededor de las 12 semanas, los pesos deben estar en el estándar de la estirpe, ya que las aves apenas están empezando a desarrollar el sistema reproductor. De entre cuatro y cinco semanas antes de la fotoestimulación, debe aumentar rápidamente el peso corporal para preparar a las aves a responder al aumento sustancial de la duración del día.
Luego, de la fotoestimulación al inicio de la producción, debe controlarse el peso para que las aves empiecen la postura sin estar demasiado pesadas. Del inicio de la producción al pico, una vez más, el peso debe monitorearse para cubrir los criterios de la estirpe.
Después del pico de producción, la persistencia es casi totalmente dependiente del control adecuado del peso. Es tentador “desafiar con alimento” a una parvada dándole una aumento generoso de alimento balanceado durante unos tres a cinco días para tratar de estimular una mayor producción. Muy pocas veces funciona esto y termina por añadir peso corporal extra a las gallinas, e incluso acelerando el declive de la producción.
Verificación de la conformación corporal
Aunque la uniformidad es la clave para el buen desempeño general, la conformación corporal tiene prioridad sobre el peso estricto de las 16 semanas al inicio de la postura. Dos aves que pesan lo mismo pueden ser muy diferentes en el tamaño del esqueleto, el desarrollo de la musculatura y las reservas adiposas.
La uniformidad del peso puede de hecho ser la peor a las 16 semanas de edad, como es de esperarse con aves que terminan un período de un riguroso control de peso. Pero si la uniformidad del esqueleto se estableció con anterioridad, la uniformidad del peso regresará conforme las aves suban de peso y maduren. La clasificación a las 16 semanas mediante la composición corporal como guía va a permitir a los grupos alimentarse de acuerdo a sus necesidades individuales para el desarrollo de la musculatura y las reservas adiposas antes de la fotoestimulación. A las 16 semanas, el desarrollo de la musculatura de la pechuga debe ser el más bajo en proporción con el tamaño del esqueleto (en forma de V) y más bien evolucionar a una forma más redondeada hacia las 20 o 21 semanas.
Las hembras deben también añadir una cantidad limitada de grasa antes del aumento inicial de duración del día, ya que esto es necesario para llevar a las hormonas de la reproducción a desarrollar ovarios y elaborar masa del huevo.
Alimentación hacia el pico de producción
Una vez que la parvada ha estado expuesta al primer día más largo, la alimentación se torna importante para el control y persistencia del peso. Si las hembras han sido alimentadas adecuadamente antes del aumento de la duración del día, habrá algo de crecimiento compensatorio de los aumentos mayores de alimento. Por lo tanto, es fácil sobrealimentar de las 21 semanas al inicio de la postura.
Los aumentos más pequeños, justo lo suficiente para cubrir los requerimientos de ganancia de peso, deben resguardar a las aves de subir de manera muy rápida. De la misma forma, debe monitorearse la ganancia de peso desde el inicio de la producción (3% gallina día) al pico y seguirse de acuerdo con las recomendaciones de la estirpe. Una ganancia muy baja va a reducir el pico de producción, y mucha ganancia va a hacer que sea difícil reducir el alimento adecuadamente después del pico.
Cuidado del tiempo de consumo de alimento
Es vital reducir la cantidad de alimento después del pico de producción, no obstante los programas escritos tienden a quedarse cortos en los que cada parvada es única en sus requerimientos para lograr la persistencia. Estos son los factores que deben considerarse:
- Nivel de producción pico: Una parvada que llega bien al pico puede necesitar que se le reduzca la cantidad de alimento más lentamente que una que no se ha desempeñado bien.
- Cantidad de alimento en el pico: Una parvada que llega al pico con 470 o más kcal/gallina/día se le puede reducir la cantidad más rápidamente que una que llega con 440 o 450 kcals.
- Peso de las gallinas: ¿Está aumentando, se mantiene igual o disminuye el peso promedio? El pesaje con regularidad va a monitorear la ganancia de peso de la parvada y a ayudar a decidir cuánto reducir la cantidad diaria de alimento conforme cae la producción.
- Condición y reservas corporales: Las gallinas deben manejarse con regularidad para determinar si es correcta la composición. Las hembras se pueden revisar para ver si se mantiene el desarrollo de la musculatura y si no se está tornando excesiva la cantidad de grasa.
- Tiempo de consumo de alimento: Un punto importante en el que las aves le pueden a uno “decir” si es correcta la reducción de alimento es el tiempo necesario para consumir la ración diaria. Menos de 1.5 horas del inicio hasta que se acabe todo quizás no sea suficiente para satisfacer a todas las gallinas. A la inversa, el alimento que se queda en el sistema por más de cuatro horas indica que las aves están consumiendo más de lo que realmente necesitan y que pronto podrían presentar sobrepeso, lo que afectaría la persistencia.
- Época del año: Las aves que producen en condiciones de temperatura menores a las ideales tal vez requieran de un poco más de alimento para mantener la producción. Las gallinas van a consumir energía adicional para mantenerse calientes si tienen mucho frío o cuando jadean para reducir la temperatura corporal en condiciones más calientes.
Mantener la uniformidad y el control correcto del peso durante la vida de la parvada no solo maximiza la producción, sino que hace que el manejo en general sea más fácil y predecible. El asesor técnico de las reproductoras debe poder contestarle preguntas referentes a las parvadas específicas.