Vacunar contra influenza aviar no es relegar a la bioseguridad

Las vacunas han demostrado que hacen un buen trabajo, pero aún se enfrentan a dogmas.

Cuando hay enfermedades en la producción avícola, baja la calidad del producto y la rentabilidad de la empresa. ¿Qué se puede hacer?

“Los patógenos van a seguir existiendo. Es por eso que necesitamos perfeccionar las vacunas y los tratamientos”, dijo el Dr. Yannick Gardin, de Ceva Santé Animal, en el 15 de marzo durante la Ceva Poultry Vaccinology Summit en Barcelona.

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Tanto la prevención como el tratamiento son áreas en las que se puede trabajar e innovar. O quizás hagamos uso de una mezcla de las dos.

“Hay que invertir más en investigación e innovación”, dijo.

Para ello, es imprescindible trabajar en identificar patógenos, tener un mejor conocimiento en epidemiología, entender los mecanismos de infección, la patogenia y la protección, además de desarrollar más herramientas para intervenir.

Una vez logrado esto, viene luego el desarrollo de nuevos conceptos, herramientas y modelos en la industria para prevenir, proteger y tratar.

“Necesitamos pedirle más a las vacunas”, dijo Gardin. “Con la vacunación, se induce la protección y no se verán o se verán muy poco a las enfermedades”.

De esta forma, se aumenta la resistencia del pollo y se reduce la transmisión, así hay impacto en la diseminación. “Hay, por lo tanto, un mejor control”.

Es una forma diferente de ver las cosas. Es por eso que hay que deshacerse de los dogmas.

“Antes se consideraba que las vacunas eran un problema, como con la vacunación de la salmonela o la influenza aviar. Se cree que por vacunar nos vamos a olvidar de la bioseguridad”, destacó.

La vacunación previene la erradicación, pero no con las vacunas recombinantes.

“En el caso de la influenza aviar, la vacunación rutinaria es algo que debemos entender”, dijo Gardin. “¿Por qué matar 40 millones de aves si se pudieron haber vacunado y evitado? ¿Por qué no?”, hace énfasis.

También dijo que hay una gran necesidad de actualizar las regulaciones en especial en lo referente a las licencias en los países. “Normalmente se tarda de 4 a 5 años el registro en cada país”. Si tomamos en cuenta el tiempo en que se desarrolla el producto al momento de usarse en un país, pueden pasar 10 años, lo cual es demasiado.

Puede demostrarse el buen trabajo que hacen las vacunas. Las vacunas de nueva tecnología aún no se aceptan en muchos países. Por ejemplo, la plataforma del concepto del cassette, es una manera sencilla de adaptar las vacunas a nuevos virus o variaciones para brindar vacunas a medida.

También habló de actualizar las reglamentaciones con relación al comercio. El hecho de que todo un país no pueda exportar por un brote localizado no está basado en la ciencia.

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