Son varios los efectos, como el cambio climático o el aumento del comercio internacional, por las mezclas de granos que se dan.
Los casos de incidencia de micotoxinas en granos y alimentos balanceados en el mundo van en aumento. Muchos pueden ser los factores que ocasionan esto, entre ellos el cambio climático, que ocasiona mayor cantidad de lluvias, como ha sucedido este año en Argentina y Brasil, o las sequías. La mayor cantidad de humedad puede llevar a condiciones propicias para el desarrollo de hongos y por lo tanto de micotoxinas.
Por otro lado, al haber mayor comercio mundial, aumenta la oportunidad de que las mezclas que se dan de granos, resulten en combinaciones de diferentes micotoxinas en la dieta.
De este y otros puntos habló el Dr. Trevor Smith, profesor de Biociencias Animales de la University of Guelph, en Ontario, Canadá, durante el 11° Seminario Internacional de Ciencias Avícolas de Avícola y Porcinos esta semana en Buenos Aires, Argentina.
El Dr. Trevor Smith habló sobre las estrategias para reducir la micotoxicosis en aves en el 11° Seminario Internacional de Ciencias Avícolas esta semana en Buenos Aires, Argentina.
Hay micotoxinas, como la fumonisina B1, que no es común que vengan en grandes cantidades como para afectar el crecimiento de las aves. Pero el problema es cuando hay más de una micotoxina que puedan actuar sinérgicamente, como el ácido fusárico y la vomitoxina, aunque sea normal que haya múltiples micotoxinas.
Muchas veces los ingredientes por sí solos no traen altos contenidos de micotoxinas, pero sí los alimentos completos. En ocasiones, no se toman en cuenta las micotoxinas que pueden traer los DDGS (granos de destilador desecados con solubles) y la soya. En el caso particular de la harina de soya, el problema es que para ajustar su contenido de proteína se agrega cascarilla, que es común que esté contaminada, lo que añade micotoxinas a este ingrediente y por lo tanto, al alimento terminado.
Smith habló de un estudio que hicieron con 31 muestras de maíz de Brasil y Argentina. Las muestras se analizaron de enero a febrero de este año mediante el sistema LC/MS/MS. Los resultados arrojaron un número promedio de 5.2 micotoxinas por muestra, con una incidencia de 3 por ciento de aflatoxinas, 90 por ciento de ácido fusárico, 92 por ciento de fumonisina y en 70 por ciento de las muestras presentó vomitoxina.
Para contrarrestar esto, habló de las diferentes estrategias que hay para prevenir la micotoxicosis. Entre ellas se encuentran el uso de inhibidores de hongos, enzimas, adsorbentes de micotoxinas, y la novedad ahora que es el uso de algas.