Se trata de una condición que si bien no afecta el valor nutricional de esta carne, sí la hace menos deseable para el consumidor por ser “más dura de masticar”.
La versión de Las Américas de The Wall Street Journal publicó un nuevo informe que toca la actividad avícola en el mundo.
En esta oportunidad llamó la atención sobre “la pechuga de madera”, sobre la cual replica la opinión de expertos como Massimiliano Petracci, tecnólogo alimentario de la Universidad de Bolonia, quien afirmó que, “Esta carne es más dura y también más elástica, por lo que hay que dedicar más energía al masticarla. Se trata de una condición que también ha aparecido en Brasil, España, Reino Unido y otras partes. Entre 5 por ciento y 10 por ciento de la carne de pechuga deshuesada vendida en el mundo está afectada por esta condición”.
Asegura el informe que se desconoce la causa de la pechuga de madera, pero algunos investigadores sugieren que, “Un factor podría ser la tendencia de varias décadas de favorecer aves cada vez más grandes y de crecimiento más rápido. No se trata tanto del peso final, sino de cuán rápido el ave llega a ese punto”, insistió Sacit F. Bilgili, profesor emérito de la Universidad de Auburn, que lleva más de cinco año estudiando esta clase de anormalidades musculares.
Para procesadores de pollo, consultados por The Wall Street Journal, como Sanderson Farms Inc., Perdue Farms Inc. y Wayne Farms LLC, “La pechuga de madera es uno de varios trastornos musculares que han surgido en los últimos años. Esto coincide con la creciente demanda por parte de los consumidores de animales criados con más cuidado y un menor uso de antibióticos y otros fármacos.
“Analistas dicen que la pechuga de madera podría reducir los ingresos de los productores si se ven obligados a vender esta porción con grandes descuentos o si los clientes exigen que las empresas críen aves más pequeñas”.
El reportaje menciona también otras anomalías en la textura de la carne de pollo relativamente frecuentes, como, “Las estrías blanquecinas, que aparecen en líneas paralelas pálidas de grasa en los filetes. También está la enfermedad del músculo verde (o miopatía pectoral profunda) que causa una descoloración debido a hemorragias en el músculo, también ha aparecido con más frecuencia en pechugas de pollo y pavo. Los filetes de pechuga afectados no plantean un riesgo para los consumidores, pero no se venden, señalan investigadores”.
En lo que respecta a Latinoamérica, el periódico publicó que, “En Brasil, que es el mayor exportador de carne de pollo del mundo con ventas de 4.3 millones de toneladas en 2015, la condición de la pechuga de madera se detectó hace unos cinco años. Amaryllis Romano, economista de alimentos de la firma consultora Trends Consulting, dice que la mayoría de las exportaciones brasileñas son cortes diferentes a la pechuga, lo que debería reducir al mínimo el efecto que pueda tener este tipo de carne en las ventas del producto al exterior”.