El hombre es capaz de trasmitir agentes contagiosos letales que causan enfermedades infecciosas en los animales.
Desde la antigüedad, el hombre se ha considerado a sí mismo, como el centro de la creación o bien como el animal pensante, pivote central de la evolución, alrededor de quien ha girado la vida del planeta tierra y mismo del universo entero.
A lo largo de los siglos, el avance en el estudio de las enfermedades infecciosas reveló paulatinamente el carácter contagioso de ellas, debido a la transmisión de los parásitos y de los microorganismos entre los mismos miembros de una especie determinada, o bien, entre individuos de diferentes especies, creándose con ello los conceptos de “zoonosis”, (transmisión de una enfermedad infecciosa por un animal al hombre, por ejemplo, la rabia).
Por otro lado, lo impensable para muchas personas, con relación a la posibilidad o al hecho que el hombre sea capaz de trasmitir agentes contagiosos letales que causen enfermedades infecciosas las cuales puedan enfermar y matar a los animales domésticos y silvestres. Este hecho ha sido difícil de aceptar para el gran público, y mismo, para los profesionales de la comunidad relacionada con las ciencias biomédicas.
Como ejemplo de este tipo de entidades infecto-contagiosas, tenemos a la tuberculosis, fiebre amarilla, poliomielitis, sarampión e influenza, para mencionar solamente algunas de ellas. Este concepto ignorado y poco aceptado es conocido en infectología y epidemiología como “antropozoonosis”. Los agentes causales de las enfermedades infecciosas son capaces de circular rompiendo las barreras inter-especies, en avenidas o carreteras de dos sentidos o dos vías. Esto ha ocurrido regularmente a través de los siglos.
Cerdos
El pasado 25 de junio del año en curso, el Servicio Nacional de Sanidad Animal de la República de Argentina por medio de uno de sus directivos, el Dr. Jorge Néstor Amaya, reportó a la Organización Mundial para la Salud Animal (OMSA)/Oficina Internacional de Epizootias (OIE), con sede en Paris, Francia, la presencia de un cuadro gripal en cerdos compatible con un caso clínico de influenza, en una granja porcícola localizada en San Andrés de Giles, Provincia de Buenos Aires, con una población aproximada de 5.600 animales, de los cuales enfermaron 1.676 cerdos.
El diagnóstico, fue hecho por medio de la prueba de biología molecular conocida como RT-PCR (Reacción en Cadena por la Polimerasa con Transcriptasa Reversa), la cual resultó positiva al virus de Influenza A/(H1N1), estableciéndose con ello, la hipótesis que los cerdos hayan sido aparentemente infectados por dos operarios que laboraban (7 y 9 de junio) en dicha granja y quienes cursaban un cuadro clínico gripal.
Si los estudios de secuenciación de los aminoácidos y el examen filogenético de los genes del virus involucrado en este caso de la granja porcina de San Andrés de Giles confirman la sospecha de una infección animal por contagio de seres humanos, será un evidente y claro caso más de una antropozoonosis (el diagnóstico molecular fue confirmado como positivo por SENASA, el 20 de julio, 2009), que ayudará a la comunidad médica y al ciudadano común y corriente, a comprender que nosotros, los hombres, no somos el centro del mundo, que compartimos este planeta con miles y miles de especies animales y vegetales y que más que nunca estamos obligados a trabajar en la prevención y control de las enfermedades infecciosas bajo el concepto de: “Un Sólo Mundo, Una Sola Salud”.
Nuevos casos de la transmisión del virus de Influenza pandémica A/H1N1 han sido reportados y documentados en los últimos meses, en cerdos afectados por un cuadro respiratorio gripal en granjas porcícolas contagiados por trabajadores enfermos de influenza en Alberta, Canadá (mayo), New South Wales, Australia (julio) y Quebec, Canadá (agosto) y más a fines del año.
Aves
El más reciente caso de antropozoonosis, se presentó el 12 de agosto, en dos granjas avícolas de pavos reproductores en la Región V de Chile cercanas al puerto de Valparaíso. El cuadro fue detectado debido a que las parvadas de pavas reproductoras mostraron una caída de la producción de huevo del 70 al 31 %, con deformación y alteración física del cascarón de los huevos; sin signos, ni síntomas clínicos, ni mortalidad. Las lesiones observadas a la necropsia fueron salpingitis y salpingoperitonitis, sin lesiones compatibles con influenza aviar.
La recuperación de la postura a los niveles esperados se dio 20 días después. Inicialmente se sospechó de diferentes causas. Se hizo el diagnostico diferencial con H5N1, el cual fue negativo. Grande fue la sorpresa cuando se confirmó el diagnóstico molecular por rRT-PCR (Reacción en Cadena por la Polimerasa en Tiempo Real con Transcriptasa Reversa), del virus de influenza pandémica A/H1N1. Aunque en los días previos no se reportó ningún operario de la empresa porcina enfermo de influenza, si se reportó la presencia de familiares enfermos de influenza pandémica.
Este es el primer reporte de un caso de transmisión del virus de influenza de seres humanos a aves domésticas, ya que los anteriores han sido en cerdos.