Ya hay robots que pueden trabajar en contacto directo con las aves que hacen varias tareas y que mejoran la eficiencia y bioseguridad, y disminuyen la labor del trabajador.
Los sonados casos de inseguridad sanitaria en la avicultura deben provocar que se sincere esta actividad, incluyendo la acertada difusión de tantas buenas prácticas y el verdadero riesgo a la salud humana.
Además de sus sufridos habitantes con quienes me solidarizo de corazón, la deplorable situación venezolana es un peligro en varios frentes para el vecindario, y uno de ellos es el sanitario.
Desde México se ventila de nuevo la necesidad de crear fondos especiales para atender las pérdidas que representa cada brote de salmonella, Newcastle o influenza aviar. ¿Qué tan viable es este mecanismo?
A la larga, para el sector cárnico mundial, que ha demostrado ser tan vulnerable a escándalos sanitarios fabricados con muy poco sustento real, es una muy mala señal.