Acaba de publicarse en el periódico Reforma de México una nota sobre el documento presentado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que se titula El bienestar de los estudiantes.
Lo que llama la atención de esta nota – y del documento – es que la nueva generación de adolescentes de México parece imitar y acercarse al promedio del resto de los 34 países de la OCDE al no desayunar. Mientras que las cifras de esta organización dicen que en promedio 18.2 por ciento de los adolescentes hombres de 15 años van a la escuela sin desayunar, así como un 25.7 por ciento de las mujeres adolescentes, en México estas cifras son de 15.6 por ciento y 21 por ciento, respectivamente.
¿Dónde están dejando estos adolescentes mexicanos la costumbre de desayunar huevo? En lugar de imitar las cosas buenas, estamos copiando malos hábitos. Asombra que no sea por falta de recursos económicos, sino por eso, por malos hábitos y por seguir estándares de belleza. Esto tiene además un impacto directo en el desempeño educativo de los estudiantes.
En la pasada reunión de la International Egg Commission (IEC) en Mónaco, se habló en repetidas ocasiones de la necesidad de que la industria del huevo se modernice, agregue valor y dé más.
Pero, aquí enfrente de nuestras narices se está yendo un mercado y una buena costumbre, nada más y nada menos que la de consumir el alimento nutricionalmente perfecto y de precio accesible.
Señores productores: hay que dirigirse a este mercado. Por el bien de la industria y de los estudiantes. Cuando le preguntaba en entrevista a César de Anda, presidente de la IEC, si México ya ha llegado al tope de consumo, me decía que no, que no debemos sorprendernos de que un día de estos llegue a 400 huevos per cápita. Creo que tiene razón. El mercado está ahí. Enfrente de nosotros. Nada sofisticado. Jóvenes que no desayunan.
Ojalá no nos vayan a sorprender estos malos hábitos en unos añitos. ¿Ustedes qué piensan?