Ahora se resalta la importancia del campo, cuando parece haber una tregua de los ataques en contra.
“Da pena que hayamos tenido que llegar a esto para darnos cuenta de la importancia del campo”. Así se expresó un ganadero español que no ha faltado ni un solo día al trabajo desde el estado de alarma por el COVID-19, a pesar de la menor demanda por el impacto en el sector horeca. Claramente, explica que no se trata de “una oficina ni una fábrica que pueda cerrar: son animales y hay que cuidarlos a diario”.
Como este ganadero están muchos miles de otros productores pecuarios —incluidos los avicultores, plantas de alimentos balanceados, plantas de incubación y demás— en todo el mundo produciendo millones de toneladas de alimentos al año y garantizando el abastecimiento de mercados y supermercados, asuntos “que hoy parecen más indispensables que nunca”.
Realmente, es impresionante esto porque, si no fuera por estos productos de origen vegetal y animal y sus productores, no podría comer la población encerrada en sus casas.
Ojalá queden atrás los ataques a la producción pecuaria, ataques de todos lados, desde fundamentalistas e idealistas hasta de políticos, del comercio y mercadológicos, plagados de insensibilidad y falta de conocimientos. La industria pecuaria necesita recuperar el puesto que a mucha honra le corresponde: el primero.
Esto no significa que debamos dormirnos en nuestros laureles. Y no creo que así suceda. La industria avícola también está sufriendo cambios, pero son para mejorar y seguir llenando los anaqueles de pollo y huevo, de productos nutritivos e inocuos.
¿Ustedes qué piensan?