22 de octubre de 2020
(Lightpring | Shutterstock.com)
Ya no sorprende que cada mes salte a los titulares una “noticia” que hable de la inminencia de otro virus mortal y que además se asegure a raja tabla que saldrá una instalación pecuaria. Cierto “fuego amigo” ayuda a ese ruido.
Se viralizó (nunca más apropiado) en la última semana cierta información en la que se afirma que otro coronavirus descubierto en 2016 en granjas de cerdo chinas “podría” contagiar a seres humanos, provocando una nueva pandemia. “Podrían” pasar tantas cosas, como que ojalá dejaran de hacer propaganda negra disfrazada de periodismo científico.
Ya no sabe uno ni qué pensar ante esa fuerte corriente de opinión que quiere ver en el negocio cárnico la perdición que no es, desconociendo lo que ha representado siempre para la seguridad alimentaria del mundo, en tiempos de pandemia y en normalidad. Sus malquerientes llevan décadas advirtiendo sobre la generación de superbacterias en nuestras granjas y ahora están cabalgando sobre la ola informativa provocada por el SARS-CoV-2.
No sucedió lo de las bacterias, pero hablan tanto de lo segundo que tienen a mucha gente convencida de que así será y hasta que ya pasó, pues la actual emergencia sanitaria habría surgido por criar animales para comerlos. Es un enfoque irresponsable, pues no existe relación alguna, e injusto al desconocer el enorme papel de la bioseguridad en la buena marcha de la agroindustria tecnificada que practicamos.
Hace unos meses, llamaba a la obvia indignación un pronunciamiento de una agencia de las Naciones Unidas en esa misma vía, algo que deja a las claras que los enemigos del negocio cárnico están en todas partes, hasta donde supuestamente debe primar la ecuanimidad y la cordura.
Eso lo pude comprobar personalmente hace poco, cuando acepté participar como parte de la audiencia virtual de una de las tantas e interesantes videoconferencias que organizan empresas, gremios, universidades y entidades gubernamentales. No daré nombres, pero lo que escuché de labios de un reconocido zootecnista y alto funcionario público me dejó helado.
“Si en esta pandemia fueron vitales los médicos, en la próxima seremos los veterinarios”. ¿Cómo puede entenderse esa frase tan falaz como efectista? ¿Ganas de profecía autocumplida y de gloria esperada? Si no hay pandemia salida de granjas es por dos razones: porque es muy poco probable con bioseguridad y porque los especialistas en salud animal evitan que suceda.
En resumen, veterinarios y zootecnistas son vitales ahora, si es que se quiere creer en pandemias incubadas en nuestras granjas. ¿Qué podría hacer un veterinario en esa pandemia futura aparte de sacrificar animales y sanitizar todo? Más serían sepultureros que héroes verdaderos (esto último ya lo son en franca lid).
En fin, continué escuchando al personaje hasta que dejé de hacerlo cuando soltó otra perla: “No sigamos diciendo que trabajamos en explotaciones agropecuarias, pues eso da idea de que abusamos y nos aprovechamos de los animales, que los explotamos”.
Como decimos en Colombia… ¡hágame el favor!