7 de julio de 2020
(Cortesía de Proan)
La mala información hacia la avicultura tiene que parar y tiene que haber respuesta a estas provocaciones infundadas.
“Entre hacinamiento y ratas, crece la industria avícola en México” es el título de un desafortunado artículo de la sección “Ciencia y salud”, fruto de una “investigación”, publicado la semana pasada por Milenio, un conocido medio mexicano.
Me parece un despropósito aprovecharse de la situación actual del COVID-19 para crear pánico, al decir que las bacterias y virus —sin especificar cuáles— que afectan a las gallinas mutan y pueden ser un riesgo para la salud pública. La zoonosis siempre ha existido, con gallinas o sin ellas.
Hablan de ¡900 gallinas muertas! cuando México tiene 165 millones de aves en producción, o sea, el 0.0005%. Esta cifra, lejos de asustar, es irrelevante y me parece una cobardía mencionar a Empresas Guadalupe, la tercera empresa productora de huevo de México y de Latinoamérica, cuando el “investigador” aparece cubierto con capucha, la cara oscurecida y la voz distorsionada, e ingresó a las instalaciones con otro propósito.
El reportaje habla de “imágenes inéditas” (yo creo que nunca habían visto una gallina muerta), de aves picoteadas con los órganos de fuera, de graves riesgos para la salud pública y de crueldad animal. ¡Ya saltó la liebre! La información viene de un grupo animalista, Mercy for Animals, no de una visión objetiva, de producción de alimentos.
La otra liebre que saltó fue que impulsan la Norma Oficial Mexicana (NOM) que promueve el huevo libre de jaulas. Les informo a los activistas que las gallinas libres también se mueren y se pudren, también las picotean otras gallinas y les sacan las tripas (¡uf!, que si no hay canibalismo entre las cage-free). Y ni les cuento de la exposición que tienen a “virus y bacterias”. Eso no es exclusividad de las enjauladas.
Otra ridiculez es hablar de los montones de estiércol, como si fuera algo inusual, con el añadido de “infestado de gusanos”. Activistas: las gallinas en jaulas o en libertad producen estiércol, y sí, en grandes cantidades.
Finalmente, además de molestarme el tono de lo “inédito” de este reportaje, del susto a los procesos naturales de gente totalmente urbana e ignorante del campo, me molestan las generalizaciones de que “toda” la industria avícola mexicana crezca entre ratas y hacinamiento. Es imposible que una industria avícola del tamaño de la mexicana, productora de alimentos, prospere así.
¿Ustedes qué piensan?