¿Cuán importante es que se alerte a la comunidad internacional de los brotes de influenza aviar en unas cuantas aves de traspatio?
Llevo ya un tiempo cuestionándome la importancia de notificar brotes de influenza aviar de pocas aves en la producción de traspatio. Esto lo digo porque uno brinca con la mera visión de la noticia, aunque luego se respire con cierta tranquilidad cuando se lee con detenimiento que el foco fue en 25 pollos producidos por una familia en el patio trasero y que fue resuelto por las autoridades. ¿Cuán importante puede ser cuando, además, se da en zonas que no son de producción avícola?
Me gusta que haya transparencia. Me gusta que se sepa, que se notifique y se publique en el sitio de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE). Así es la vigilancia epidemiológica. Asimismo, las autoridades reaccionan con prontitud y se resuelven los focos. Es decir, funciona la vigilancia. Pero golpea la imagen de la misma industria avícola sin necesariamente haber sido la causante.
No soy veterinario para poder comentar con toda seguridad los casos de brotes en particular. Desde luego, las parvadas de traspatio —como las aves silvestres— pueden ser vectores de enfermedades hacia las parvadas comerciales. Sin embargo, según me explicó un experto, si estas parvadas se destruyen in situ y no hay contacto con aves comerciales o con gente que trabaje en la industria es poco probable que representen un riesgo para la industria avícola y el comercio internacional.
Ya hay voces de todo el mundo que trabajan con la OIE para sacar a las aves de traspatio de la definición de avicultura. Existen varios grupos ad hoc que trabajan en ello y se espera que el próximo noviembre la OIE se pronuncie al respecto en cuanto a los cambios que se aplicarán solo para la influenza aviar. La Comisión del Código se reunirá en febrero de 2020 y luego en mayo se tomará una resolución.
De llegar a aplicarse estos cambios, seguramente redundará en un mejor comercio avícola internacional. Pero esto también representa una gran responsabilidad para las autoridades gubernamentales, y sobre todo para los avicultores. Me refiero a una mayor y verdadera bioseguridad. No hay que desaprovecharla. ¿Ustedes qué piensan?