La UE dejó claro que las hamburguesas pueden ser vegetarianas, pero está de nuestra parte decir que el pollo sigue siendo pollo.
Creo que la famosa frase de Shakespeare de “Ser o no ser, he ahí el dilema”, convertida en referencia universal de sintetizar todo aquello que conlleva la indecisión y la duda, me conduce a pensar en la decisión de la Unión Europea de que los productos de origen vegetal se pueden llamar hamburguesa o embutido, aunque no tengan carne. ¿Es hamburguesa o no lo es?
Si bien no me encanta la idea, pues creo que puede ser engañoso porque estos productos se basan en la idea preconcebida de lo que es una hamburguesa o un embutido, habría que meditarlo. Ya había comentado alguna vez que los conceptos de las cosas evolucionan, como el hecho de que ya nadie corre para entregar un correo.
En esa ocasión comenté que podíamos echar una mirada al sector de lácteos con lo de la “leche de soya” o la “leche de avena”. Pero aunque claramente la gente habla de “leche” de soya o avena, no lo son y la legislación, al menos en la UE, no permite el uso de este término general, en contraposición con que sí se cree que se puede permitir el uso de hamburguesa o embutido.
Creo que está muy claro. No es lo mismo usar un término del producto original que uno de un producto elaborado con ese producto original. Es decir, no se puede vender “carne vegetal” pero sí hamburguesa vegetariana, igual que no se puede decir “leche de avena” pero sí bebida o batido de avena.
Como bien dijeron los productores agrícolas europeos mediante la Copa Cogeca, con esto se abre una caja de Pandora de confusiones de términos. Pero no solo eso, entran al ruedo los ambientalistas, grupos médicos y empresas. Toda una maraña.
No deja de ser un desafío más para la industria productora de carne, pollo incluido. Por nuestra cuenta va que comuniquemos al consumidor como se debe, que el pollo es solo pollo, nada más, y que las hamburguesas de pollo son mejores porque son las buenas, las reales. Las de carne.
¿Ustedes qué piensan?