Contrasta la tecnología que se desarrolla en la industria pecuaria con los conceptos erróneos y anticuados de personalidades y gobernantes.
Fue solamente hace tres meses, en junio, que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, volvió a la carga contra los animales “criados con hormonas” y habló de la recomendación de consumir alimentos orgánicos, esos que solo puede consumir el estrato más rico de la población mexicana (los llamados “fifís” que tanto critica).
Pues la semana pasada volvió a las mismas, hablando de cómo “inflan” a los animales que producen carne con “químicos” y “hormonas”, de tilapias criadas como pollos (supongo que se refería a la cría intensiva) y de recomendar tener cuidado con estos productos y mejor consumir alimentos orgánicos.
No quiero mencionar la falta de conocimientos en la materia, que parece ser igual a la de la población en general. Sin embargo, sí menciono el desdén hacia la propia legislación mexicana —que prohíbe el uso de estos “químicos” y “hormonas” en la producción animal— y hacia las propias instituciones gubernamentales a cargo de evitar que se usen estos compuestos, de un gobierno que, por cierto, dirige desde hace casi dos años. En dado caso, ya podrían haber hecho algo al respecto.
Quiero ahora contrastar esto con los premios a la innovación que entregó el 15 de septiembre la feria pecuaria francesa SPACE. Sorprende ver cómo la industria avanza, cómo la inventiva hace que surjan productos nuevos para, por ejemplo, sexar huevos y evitar matar aves ya nacidas, o un desinfectante a base de ácido fórmico, un compuesto natural de las hormigas o de plantas como la ortiga. Enzimas, equipos para granjas, máquinas para recolectar o procesar gallinaza, maquinaria de evisceración, xenosensores de micotoxinas en alimentos balanceados…
¿Y presidentes y otras personalidades siguen hablando de “hormonas” en los pollos? Y digo “presidentes” porque el expresidente boliviano Evo Morales lo hizo en su momento.
Ya va siendo hora de cambiarle de tonada a la canción, ¿no?
¿Ustedes qué piensan?