Las grandes epidemias siempre han impacto a la humanidad junto con lo que producimos, incluida la avicultura, pero lo que hoy vemos es especial.
Como a todos, a mí ya me empieza a cansar este asunto del coronavirus. Todas las noticias, todo el día, todo lo que se habla es del COVID-19 hasta el hartazgo. Pero no puedo sustraerme de pensar y escribir de ello, y de preocuparme.
Así las cosas, saco aquí algunos puntos que contrasto, que pueden resultar interesantes y otros hasta cómicos.
Algunos ejemplos de impactos en nuestra industria:
- Según informó el U.S. Grains Council (USGC) a finales de la semana pasada, los futuros del maíz de mayo estaban 3.7% más arriba, ya que los commodities agrícolas aumentaron a causa del coronavirus.
- Asimismo, desde la propagación del coronavirus fuera de China, la oferta y la demanda de maíz no han cambiado, pero de igual forma la liquidación de los mercados mundiales ha presionado a los futuros.
- Por el coronavirus, Evonik acaba de declarar que por causas de fuerza mayor, cerró la planta de producción del contratista, por lo que no se producirá ni despachará treonina, tercer aminoácido limitante en la nutrición avícola.
Por otro lado, veo lo siguiente:
- En países más afectados, los anaqueles de los supermercados lucen semivacíos, sin alimentos (aunque tampoco hay papel higiénico). En los refrigeradores hay pocos productos de pollo con valor agregado, pero sí muchas pizzas. No hay atún, pero sí brócoli. ¿Brócoli?
- En el mercado tradicional casi no hay pechugas de pollo, la gente se las lleva y quizás almacene. Al menos estamos comiendo pollo.
- Hay pocos huevos de gallinas sin jaulas, pero sí los hay de las enjauladas. Seguramente la gente piensa que son más sanos. Claro, hay que estar sano si uno se enferma.
- Al pagar en el supermercado, me obligaron a poner el dinero en una bandejita, para que de ahí la cajera lo tomara, cosa que no entendí, pues el foco de contaminación es el dinero mismo, no el hecho de darlo directamente en la mano. Además, la cajera tenía guantes. Sin embargo, la persona que me vendió pollo fresco no se lavó las manos después de darle el cambio al cliente anterior y cortar mi pollo.
Hoy desperté con la cancelación de vuelos de Europa a Estados Unidos. Y un largo etcétera. Yo me pregunto: ¿cómo vamos a hacer para cubrir estas necesidades de la gente? Solo hay una cosa muy cierta: que yo recuerde, nunca el mundo había cerrado filas tan fuerte como con el COVID-19. Ni con el cáncer, el sida, el ébola o incluso ni con el tabaquismo o las drogas. Y de todos estos males hay muchísimos muertos.
¿Ustedes qué piensan?