Estados Unidos tiene grandes esperanzas en las exportaciones avícolas a Cuba. Ya desde hace algunos años han enviado pollo a la isla. Ahora, con la apertura de las relaciones diplomáticas, al parecer hay grandes expectativas.
Pongamos las cosas en perspectiva y empecemos con datos básicos. Según datos de la ONEI (Oficina Nacional de Estadística e Información) de Cuba, en 2012 habían 11.16 millones de cubanos. Otras fuentes sitúan esta cifra en 11.6 millones en la actualidad. Mi punto es que no es uno de los países más poblados de Latinoamérica. Según datos de Cuba, el consumo es de 240 huevos y de 19 kilogramos de pollo por persona al año. Aunque parezcan cifras elevadas, aun así, indican un buen potencial de crecimiento.
Además de exportar pollo y huevo a la isla, cabe la posibilidad de desarrollar la avicultura comercial, tal y como la conocemos en el resto del mundo. Esto implica granos, equipos, galpones, aditivos y un largo etcétera. Todo esto será posible, siempre y cuando la economía lo permita.
No obstante, el intercambio puede ser de dos vías, por lo que veamos la otra cara de la moneda. ¿Podría Cuba darle algo a la avicultura mundial? Para empezar, ha habido mucha investigación en las instituciones cubanas, lo cual se podría fortalecer con la firma – el pasado marzo de este año –, del memorando de entendimiento entre el Departemento de Agricultura de los Estados Unidos (el USDA) y el Ministerio de Agricultura de Cuba, para la cooperación tecnológica en temas relacionados con la sanidad animal y vegetal, así como en otras esferas de mutuo interés.
Por ejemplo, un área importante y de gran fortaleza de la avicultura cubana es la Reserva Avícola Nacional. En ella se mantiene un gran número de genes, genotipos y razas, trabajo organizado en estrategias como conservación, mejoramiento, formación de nuevas líneas y recuperación de razas autóctonas.
Cuba cuenta entonces con genética propia. Al trabajar con líneas adaptadas a las condiciones climáticas y de manejo, y tener estirpes, genes y genotipos de reserva, ¿será que Cuba podría aportar algo de esta riqueza a la tendencia de aves de lento crecimiento, orgánicas, criadas en libertad y demás nichos de mercado? Las estirpes autóctonas han demostrado ser muy resistentes al clima y a ciertas enfermedades. Quizás debamos abrir los ojos a esta área ¿Ustedes qué piensan?