Los hábitos de la población y las condiciones de cada país en particular definen cómo se vende el pollo y también el huevo.
Cuando viajaba (en pasado, porque por ahora no se puede), siempre me gustaba ir a los mercados y supermercados para ver los productos y los empaques del pollo y huevo en los diferentes países. He hecho una modesta colección de fotos tomadas furtivamente con el celular en los supermercados, que más de una vez se han usado en este medio para ilustrar. Es sorprendente ver los materiales usados, la información impresa, los diseños gráficos, la fotografía y tipo de envases. Y también las imitaciones del modelo estadounidense, tan alejado de nuestra idiosincrasia.
Leía el otro día la diferencia de la leche, que en el Reino Unido se vende mayoritariamente fresca en envases de plástico transparente, mientras que en España se vende ultrapasteurizada en tetrabrik. Esto se debe a que hace 50 años, la distribución de la leche era mejor en el Reino Unido que en España, lo que forzó a que en este último país se procesara y se envasara para que durara más tiempo. Y la costumbre se quedó.
De esta forma, el consumidor adquiere hábitos que luego se quedan. Me imaginaba el caso de la venta de huevo por kilo, tan arraigada aún en muchos países, en lugar de en empaques por docena, conocidos también como doceneras, más común en supermercados.
Pensemos en el pollo, que en varios países de Latinoamérica se sigue vendiendo en pie o fresco, con suerte metido en hielo, como en México. Mucha gente lo consume sin siquiera conocer la marca o la procedencia (cero rastreabilidad).
Esa imagen de comer pollo fresco, recién sacrificado o que lo ves llegar metido en hielo, sin empaque, se ha quedado en muchos países latinoamericanos como señal de eso: que es pollo fresco. Además de que la gente lo prefiere así, seguro que es más barato, ya que no hay gasto de proceso y embalaje. No hay valor agregado.
Lo poco que se vende con empaque, ya sea con la marca del productor o procesador, o del mismo supermercado, sigue siendo para los estratos con mayor poder adquisitivo de la sociedad latinoamericana. Y como van las cosas, no veo cambios.
Va a ser interesante ver cómo será en el mediano o largo plazo, sobre todo si hablamos de higiene. Si no, seguirá igual, mientras no cambie la situación económica.
¿Ustedes qué piensan?