Benjamín Ruiz probó la “Incrível Burger”, la hamburguesa vegana creada por JBS en Brasil, y nos cuenta qué le pareció, además de hacer una reflexión sobre el consumo de estos productos.
Acabo de visitar JBS en São Paulo con el grupo de periodistas internacionales organizado por la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA). JBS, propietaria de Seara, es además dueña de Pilgrim’s, entre otras marcas. Seara tiene 63,000 empleados que procesan 4.3 millones de pollos a diario en 30 plantas procesadoras.
Entre las estrategias de Seara está la innovación, con un estricto apego a las tendencias del consumidor y comprador, respaldados por investigación. Entre estas están la salud y el comportamiento del consumidor. Léase dietas flex, veggie y veganas. En este rubro tuvieron un crecimiento del 40% entre 2017 y 2018.
En la “Academia Seara”, probamos sus productos, entre ellos la “Incrível Burger”. La hamburguesa increíble, hecha 100% de proteína vegetal, fue creada para sorprender. “Es perfecta para la vida diaria; combina el estilo de vida, sin perder el placer de comer”, reza su publicidad. Tiene sabor y textura de carne y está hecha de soya, remolacha, trigo, ajo y cebolla.
Preparada por un chef, llegó a mis manos la hamburguesa increíble. La mordí, mi lengua y dientes la trituraron y diseminaron por la boca, y la saboreé. Bien, buena textura, buen sabor, aunque desde luego no sé si de no haberlo sabido, me hubieran hecho creer que era carne. Reconozco que estoy sesgado. Pero, estaba buena.
Otra cosa que sentí fue una ligera sensación arenosa y quizás un resabio o aftertaste diferente. Me acuerdo de cuando en los años 80 se empezó a usar la proteína de soya texturizada, mezclada con carne picada o molida, o con atún. Siempre había algo que al final no me convencía. Y ni hablo del efecto secundario que me causa la soya al poco tiempo. Me cae un poco pesada.
Como corolario, pienso yo que todo esto ¿para qué? Entiendo la posición de Seara: es un negocio y buscan como seguir siendo rentables y posicionarse en el mercado. Pero hablo del consumidor: ¿para qué hacernos tontos de decir que no comemos carne y acabar pidiendo algo que se parece a ello? ¿Para qué hacernos creer que nos comemos una hamburguesa que no lo es? ¿Será que ahí, muy dentro de nosotros, seguimos teniendo instintos carnívoros? Y además de todo ¡ultraprocesada! La carne es más fresca que esto.
¿Ustedes qué piensan?