Mientras Norteamérica espera por la aprobación del T-MEC, Estados Unidos impone aranceles a México. ¿Cómo se afectaría la avicultura y la industria de alimentos balanceados?
Recientemente, cuando leía el boletín Market Perspectives que cada semana publica el Consejo de Granos de Estados Unidos (USGC, en inglés), para mi sorpresa uno de los análisis terminaba con esta oración: “Hay un movimiento constante de buques de maíz Handymax de Brasil al puerto de Veracruz, Ver., México”.
Digo que fue para mi sorpresa porque el jueves en la noche en México se acostaron con la noticia de que el 10 de junio Estados Unidos empezará a poner aranceles del 5 por ciento a todos los productos mexicanos, hasta llegar al 25 por ciento en poco más de dos meses, según dijo el presidente Donald Trump.
Además, también leía en El País que en “enero y febrero [de 2019] México se convirtió en el principal socio comercial de Estados Unidos, rebasando a China”. Esto ocurre cuando al mismo tiempo “se está tratando de acelerar la aprobación en el Congreso [de Estados Unidos] del nuevo tratado comercial con México y Canadá”. Pero desde luego que es contradictorio con las declaraciones de Trump.
Muchos pensarían que México debería tomar represalias. Francamente, no sé qué sea mejor. Pero al final, mejor represalia que empezar a comprar granos por otro lado no hay. Ya hace dos años informé que había avicultores mexicanos en Brasil buscando comprar maíz. Quizás ahora las cantidades no asusten, pero ya está sucediendo (también México ya está comprando pollo brasileño y acaba de aumentar las cuotas).
México es el mayor importador de maíz de Estados Unidos. Va a seguir adquiriendo maíz para sus alimentos balanceados en el extranjero. Su actividad pecuaria es pujante. El año pasado, solo la avicultura creció más del tres por ciento y este año se esperan crecimientos similares.
No sé realmente cuál será el rumbo que tomará toda esta situación. Es una pena que se pierda tanto trabajo hecho por los agricultores estadounidenses y su gremio, así como la facilidad de levantar el teléfono, pedir maíz, y tenerlo por ferrocarril dos o tres días después en la puerta de tu planta.
Hay algo que sí es cierto: las cosas cambian. Mientras, poco a poco seguirán entrando a Veracruz más barcos con maíz de Brasil.
¿Ustedes qué piensan?