Una organización animalista compara la explotación de mujeres con el supuesto “abuso” que sufren las gallinas en producción. ¿No están llegando muy lejos?
La semana pasada, mi colega Deven King escribió un blog sobre el llamado que hizo la organización PETA a las feministas que consumen huevos a no hacerlo por el abuso que sufren las aves hembras y por solidaridad con sus congéneres (literalmente hablando).
PETA argumenta que la producción de huevos —y también de leche— se basa en la explotación. Me da la impresión de que no saben que el huevo es un óvulo, que se produce naturalmente, nos lo comamos o no. La leche es un fluido que también se produce naturalmente, nos lo bebamos o no. ¿No?
Dicen que forzamos a las gallinas a producir. O sea, las forzamos porque les damos de comer alimento balanceado, les damos de beber agua limpia, las vacunamos y demás. Asimismo, les causamos una serie de trastornos, como la osteoporosis y tumores. Como si la vejez natural no causara normalmente estas cosas.
En este llamado, igualan la producción de huevos con los derechos reproductivos y de fertilidad de la mujer, y afirman que una mujer que lucha por esto no puede llamarse feminista si come huevos. Y al final de la retahíla, dice que todos tenemos “que hacerle frente al abuso sistemático de las hembras de todas las especies”. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Su publicación coincide con el Día Internacional de la Mujer. Puro marketing.
El otro día leí un artículo en El País sobre los terraplanistas, aquellos que, a pesar de haber estudiado en la escuela el Sistema Solar y los planetas, creen a pie juntillas que la tierra es un disco. Lo que me sorprendió es el “rechazo de la ciencia y los expertos, narraciones maniqueas que explican lo complejo en tiempos de incertidumbre, entronización de la opinión propia por encima de todo, desprecio hacia los argumentos que la contradigan, difusión de falsedades gracias a los algoritmos de las redes”. Igual es en el caso de la producción animal.
Como dice Deven, en estos momentos en que “estas organizaciones han llegado a dominar sus campañas de marketing dirigidas a la generación digital, es más importante aún para la industria pecuaria defenderse”. Yo agregaría también protegerse o blindarse.
Ya he dicho esto antes: en una época en que la gente está tan urbanizada y tan alejada del campo, que no tienen la mínima idea de lo que es una granja de producción, necesitamos actuar, necesitamos educar. Y quizás también necesitamos cambiar y, sin duda, ver a la industria pecuaria con otros ojos. Quizás un poco más humanos.
¿Ustedes qué piensan?