Hay quienes gustan seguir machacando sobre un tema, quienes siguen haciendo escándalo, hasta llamarlo incluso mito. En el Salón Internacional de la Avicultura y Porcicultura (SIAVS) que la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA) realizó la semana pasada en Brasil, era evidente que surgiría el tema de la Operación Carne Débil. Pero, todo es cuestión de quererlo ver como se quiera ver.
Sería imposible negar que el problema sucedió en BRF y Seara (JBS). Pero lo importante aquí es que las autoridades brasileñas actuaron, pues de inmediato se cerraron las plantas y prosiguió la investigación. Se hicieron las correcciones pertinentes y se volvieron a abrir las plantas. En Brasil, el sistema lo inspecciona el Ministerio de Agricultura, además de los 160 países importadores. Nada más ni nada menos.
Fueron 46 países los que cerraron la importación de pollo de Brasil, sólo como precaución (cualquiera lo haría). No porque hubieran recibido carne contaminada, sino por efecto de la noticia. Pero, hoy en día sólo 7 de esos 46 siguen cerrados, países como Trinidad y Tobago o San Vicente y las Granadinas, que representan apenas el 0.4 por ciento de las exportaciones. Francamente, muy poco.
Me parce que la ABPA ha sido clara en sus declaraciones: en 40 años han exportado 60 millones de toneladas de pollo a 203 países y nadie ha devuelto carne porque estuviera adulterada o echada a perder. Además, los problemas detectados fueron en productos de consumo nacional −no por eso menos importantes−, y no en productos de exportación.
Hay voces que preguntan qué es lo que va cambiar Brasil con respecto a esto. En Europa nadie las ha cambiado por el fipronil en el huevo, porque el sistema funcionó: detectó el problema, sancionó y corrigió. ¿Por qué habría de cambiar las cosas Brasil? El sistema brasileño también funcionó, puesto que detectó el problema, lo sancionó y lo corrigió. Y se restablecieron las exportaciones.
La “Operación Carne Débil” ya se acabó. Punto. Pasemos la hoja. ¿Ustedes qué opinan?