La mortandad se viene presentando en las principales zonas avícolas del país, en los departamentos de Cundinamarca (centro) y Santander (oriente).
A la devaluación del peso frente al dólar (casi 40 por ciento en el último semestre) y la amenaza de nuevos impuestos, el sector avícola colombiano viene padeciendo otra creciente amenaza: las olas de calor intenso que azotan al país desde finales de 2015 y que son atribuidas a la anomalía climática del fenómeno de El Niño.
Según informó el diario capitalino El Tiempo, “dos millones de aves mueren mensualmente por el intenso calor en zonas avícolas del país”. El presidente de la gremial Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi), Andrés Rafael Valencia Pinzón, “reconoció que – por diversas causas – en el año que acaba de concluir, los productos del sector presentaron un aumento del orden del 8 por ciento”.
Agregó el dirigente que “el intenso calor que se viene registrando en los departamentos en donde se encuentran las granjas avícolas como Cundinamarca y Santander, ha generado una caída en la productividad de huevo. Señaló que a esto se suma la muerte de dos millones de aves mensualmente por las altas temperaturas que están poniendo en jaque a los empresarios del sector”.
De acuerdo con Valencia, “la situación es muy compleja para los avicultores del país por los efectos de la devaluación y el fenómeno de El Niño”.
En varias de las regiones colombianas las temperaturas pueden superar los 45 grados centígrados, lo cual se suma a que todavía es incipiente la instalación de galpones climatizados en buena parte de las granjas destinadas a la crianza de pollos de engorde y gallinas ponedoras.
Óscar Naranjo, ingeniero químico y fundador de la compañía Ingeaguas, asesora de grandes empresas avícolas colombianas en materia de bioseguridad y manejo del recurso hídrico, aseguró a Industria Avícola que “el calor excesivo provoca mortandad y baja en la producción. Las aves requieren, para producir huevo y ganar peso, una temperatura de confort de máximo 21 grados centígrados. Si el calor sube un grado esa temperatura, el consumo de agua por ave crece un 6.5 por ciento, en detrimento de la ingesta de alimento concentrado”.