29 de septiembre de 2015El ingreso ilegal de esta carne se hace desde Argentina y Brasil, con precios hasta 60 por ciento menores.
La reciente y muy fuerte devaluación del real, la moneda oficial brasileña, se convirtió en un gran estímulo para el contrabando de alimentos desde el gigante suramericano hacia sus vecinos. “Entre los bienes traficados ilegalmente se encuentra la carne de pollo; el contrabando de esta carne volvió a recrudecerse en las últimas semanas y pega fuerte”, explicó Carlos Steiner, secretario de la Cámara Uruguaya de Productos Avícolas (Cupra), al diario montevideano El País.
Steiner continuó afirmando que la producción nacional de pollos “cayó 25 por ciento y las empresa avícolas estamos notando un nuevo incremento de pollos brasileños que ingresan ilegalmente, sin respetarse la cadena de frío y sin garantizar la salud de los consumidores, además de poder convertirse en vector de enfermedades par la avicultura uruguaya”. Según el mismo directivo gremial, en 40 operativos cumplidos en departamentos fronterizos la Dirección Nacional de Aduanas había incautado meses atrás 2,500 kg de pollo.
“Ese pollo ilegal se vende a 60 por ciento del precio del pollo uruguayo”, afirmó el titular de Cupra, organismo que emprendió hace poco una campaña de US$ 400,000 para promover el consumo del pollo nacional por parte de los hogares uruguayos. De otra parte, el diario boliviano La Prensa denunció también el impacto negativo del contrabando – en este caso, oriunda de Argentina — de esta carne blanca en el país andino.
“Mientras en los principales mercados de la ciudad de La Paz el kilo de la carne de pollo se encuentra por encima de los 14 bolivianos (US$ 2.04), el producto argentino llega a costar 6 bolivianos (US$ 0.87), situación que refleja la gran diferencia que se amplía por la devaluación de países vecinos, como Argentina”. Adicionalmente, otros bienes de consumo popular como el azúcar y los fideos contrabandeados se siguen vendiendo de gran manera en Bolivia. Hasta agosto, la devaluación del real frente al dólar había alcanzado el 45 por ciento, en tanto que el peso argentino había caído en su cotización comparativa un 41 por ciento.