La reducción de desafíos como el de la renovación del aire redundará en mejores resultados productivos.
Cuando comenzamos
a prepararnos para el invierno pensamos en mantener un ambiente cálido. Este
puede ser el primer asunto que se nos puede ocurrir, pero debemos de darle la
misma importancia a la renovación del aire, porque su calidad es sumamente
importante para el correcto desarrollo del ave en la fase inicial.
Nos
preparamos para el invierno en instalaciones diseñadas para el verano, lo cual
puede representar un gran desafío para las aves adultas en épocas de invierno. Para
entender la relación entre los problemas de salud, particularmente los
respiratorios en pollos de engorda, y el ambiente de la caseta o galpón,
necesitamos considerar la calidad del aire y la sensación térmica.
Calidad del aire
La
composición óptima del aire es de 19.5 por ciento de oxígeno, menos de 3,000 ppm
de dióxido de carbono, menos de 10 ppm de monóxido carbono y menos de 10 ppm de
amoniaco. En el caso del oxígeno, menos del 6 por ciento es letal para los
pollos. Se sabe que los niveles de oxígeno varían según la altitud sobre el
nivel del mar, y mientras más alta sea la ubicación, disminuirá más en cierto porcentaje
el nivel de oxígeno. De ahí que, las altitudes más bajas obviamente tengan más
oxígeno en el aire.
El
monóxido de carbono se produce por la combustión incompleta de los combustibles
fósiles. La hemoglobina tiene 200 veces más afinidad por el oxígeno, pero va a
depender mucho de la concentración y tiempo de exposición: 3,000 ppm de monóxido
de carbono es letal en dos horas, mientras que 70 ppm va a provocar ascitis. Esto
se convierte en un problema para los pollos sólo en climas fríos con una
ventilación mínima baja para intercambio de aire.
El
dióxido de carbono es el elemento en el que se tienen que centrar los
esfuerzos. Tiene una concentración normal de 400 ppm en el aire.
Los
mayores problemas con el monóxido y dióxido de carbono se dan las primeras
semanas del pollo de engorde. Después de esa etapa, raramente hay efectos
adversos, excepto en casos en el que hay fallas en el intercambio de aire o en
los sistemas de ventilación. En tales casos, no hay intercambio de aire dentro
de la caseta o galpón, lo que lógicamente causa un aumento del dióxido de
carbono y una disminución del oxígeno, y la consiguiente mortalidad con el
aumento de la temperatura.
Finalmente,
el amoniaco causa problemas importantes; es un gas hidrosoluble e incoloro con
un fuerte olor, que es tóxico para las células de los animales. Sabemos que el
agua es el principal componente necesario para convertir el amoniaco de las
heces de las aves.
Por lo
tanto, es necesario mantener el ambiente en buenas condiciones para el
movimiento del oxígeno, monóxido de carbono y dióxido de carbono, y prevenir el
amoniaco en exceso. Otros factores que influyen sobre el ambiente son el calor
o el frío, la velocidad del aire y la humedad.
Sensación térmica
La
percepción de la temperatura del aire puede diferir de la temperatura real
mediante factores que afectan la transferencia de calor: temperatura, humedad,
velocidad del aire (ventilación) y radiación.
Las
aves tienen la capacidad de mantener la temperatura constante de los órganos
internos, mediante un sistema conocido como homeotermia. No obstante, los
estudios muestran que no pueden hacer eso las aves hasta la tercera semana,
cuando son totalmente dependientes del ambiente externo.
Sin
embargo, el mecanismo de homeostasis es efectivo solamente cuando la
temperatura ambiente se mantiene dentro de ciertos límites. Por lo tanto, debe
considerarse el enfriamiento y la calefacción, así como la renovación del aire
como un proceso a realizarse todo el año. Las pequeñas disminuciones de
temperatura o la falta de aire fresco pueden causar grandes efectos en las
aves.
Para el
pollito, lo más importante es la temperatura de la cama, que debe estar
alrededor de los 32C en los primeros tres días de vida. Los cambios en
temperatura también van a llevar a cambios en el comportamiento de consumo de
alimento y del agua, así como en el requerimiento metabólico (efecto sobre el
crecimiento del corazón, hígado y bolsa de Fabricio).
No
debemos pensar en ahorrar dinero con el uso de menos gas o de otro combustible,
sino que más bien debemos pensar en ahorrar con el hecho de que las aves
utilicen menos alimento para mantenerse calientes.
Humedad relativa
Con
respecto a la humedad, es aceptable una humedad relativa del 50 por ciento al
70 por ciento; con una humedad menor al 50 por ciento va a haber mucho polvo y
si el nivel de humedad está arriba del 80 por ciento, va a haber mala calidad
de la cama. Si se mantiene este ambiente durante 24 horas al día se va a mantener
una buena calidad del aire.
Se sabe
que cuando la temperatura aumenta, hay pérdida de la humedad y que cuando baja
la temperatura, aumenta la humedad relativa. Por cada 1C de aumento en la
temperatura del aire, hay una reducción de alrededor del 5 por ciento en la
humedad relativa. Los mejores resultados en la reducción de la humedad relativa
se dan cuando hay una gran diferencia entre las temperaturas interna y externa
de la caseta o galpón. La mejor reducción en humedad relativa es en el
invierno, con el uso de calentadores en climas fríos (véase el cuadro 1).
Un buen
manejo de la ventilación en el invierno ayuda con la cuestión de la humedad
dentro de las casetas, lo que reduce el exceso de la acumulación de agua en la
cama. Esto también ayuda a reducir el amoniaco que impacta en la calidad de la
piel y también influye en problemas de dermatitis podal observados en parvadas,
pues en la cama con una mala ventilación hay una humedad más alta que conlleva
a un aumento del amoniaco y quemaduras importantes de las patas. Esto puede
abrir la puerta a la acumulación de material orgánico y a la posible
contaminación. En algunos casos de calidad de la cama excesivamente mala, se
presentan aún situaciones de callos en la pechuga.
Velocidad del aire
Con
respecto a la velocidad del aire, es importante considerar la ventilación
mínima y de túnel.
No
debemos sujetar a las aves a una alta velocidad del aire cuando están jóvenes;
éste es una de las metas de tener una ventilación mínima. Así es como se
controla la temperatura y la humedad, limitando el dióxido de carbono y el
amoniaco, así como restringiendo la producción de monóxido de carbono y la
sensación térmica en las aves.
Por
ejemplo, con una ventilación mínima inadecuada, el efecto después de 15 minutos
es la acumulación de amoniaco a 80 ppm, dióxido de carbono a 3,500 ppm, humedad
a 97 por ciento y temperatura a 31C. Mientras más tiempo se esté sin
ventilación e intercambio de aire adecuados, mayor será el efecto nocivo.
Algunas personas preguntan cómo se puede controlar la temperatura al tiempo que
se intercambia adecuadamente el aire, y la respuesta es controlar la velocidad
del aire y hacerlo adecuadamente.
La
ventilación mínima controla los niveles de oxígeno y la calidad del aire, como
ya se mencionó anteriormente. Cuando no se les da este ambiente adecuado a las
aves, van a utilizar otros mecanismos para mantenerse vivas, tales como los
cilios en la tráquea y el sistema respiratorio para luchar contra los
patógenos. Pero el amoniaco puede destruir esta barrera de cilios, lo que
permite que los microorganismos pasen directo hacia donde causan problemas.
Desafíos futuros
Para la
industria del pollo en el futuro, los principales desafíos serán la competencia
por los recursos naturales limitados, el rápido crecimiento de la población, la
disponibilidad de tierra y agua, el suministro global de petróleo, los costos
de los ingredientes de alimentos balanceados, el impacto del uso de
biocombustibles (precio del aceite de maíz), la presión económica por las
barreras globales comerciales, la bioseguridad, el impacto de las enfermedades
sobre el comercio internacional, el costo y la disponibilidad de la mano de
obra calificada, el bienestar animal, la inocuidad de los alimentos y la
sostenibilidad del progreso genético. Pero, es factible que se combinen la
nueva tecnología, los conocimientos más amplios y el buen manejo para mejorar
el bienestar y el desempeño de los pollos.