Estaría listo en 2015 y con él se evitarían pérdidas por no autorización en países destino de las cosechas
Según publicó The Wall Street Journal, las
multinacionales norteamericanas dedicadas a la producción y comercialización de
semillas transgénicas, así como firmas de corretaje de granos y grandes
agricultores “buscan aprobar el próximo año un conjunto de prácticas que
podrían ayudar a los agricultores estadounidenses a sembrar nuevas variedades
de cultivos genéticamente modificados y al mismo tiempo impedir que esas
cosechas se dirijan a países que aún no han autorizado la importaciones de esos
cultivos”.
El
informe señala que este movimiento concertado a través del grupo llamado U.S.
Biotech Crops Alliance “avanza en el marco de una marcada caída de las
exportaciones de maíz estadounidense a China este año, después de que los
reguladores chinos empezaron a rechazar a finales de 2013 las entregas de maíz
estadounidense que contenían un tipo de maíz biotecnológico que aún no había
sido aprobado en el país asiático”.
A causa de las millonarias pérdidas ocasionadas por
esta situación, compañías como Cargill Inc. y Archer Daniels Midland Co. demandaron a Syngenta AG (empresa suiza de semillas que
desarrolló ese maíz, nombrado Viptera). Además, agricultores estadounidenses
han presentado 180 demandas por separado en las que culpan a Syngenta por los
menores precios del maíz que se desprenden del rechazo de las entregas. Los
representantes de Syngenta han afirmado que los casos no tienen mérito, y que
la empresa ha sido transparente sobre el proceso de aprobación del maíz.
China es el mayor comprador de maíz estadounidense en
años recientes, con compras por US$976 millones en 2013. Pero tras el rechazo
de las exportaciones, las ventas del maíz estadounidense a China descendieron
87 por ciento, por peso, para el año concluido en octubre, según el
Departamento de Agricultura de EUA. Syngenta dijo el 12 de diciembre que
prevé que China apruebe su cepa de maíz Viptera, la misma que ha generado los
rechazos, en “el futuro cercano”, pero según expertos ese trámite podría tardar
de ocho a 10 años.
Las empresas agrícolas estadounidenses mantienen
la esperanza de que China apruebe con mayor rapidez los cultivos transgénicos.
En noviembre, el presidente Barack Obama planteó el tema durante una visita a
Pekín, en la que se reunió con el presidente chino Xi Jinping. “Miramos a China
para que apruebe los avances de biotecnología que son fundamentales para
alimentar a un creciente planeta siguiendo el mismo cronograma que otros
países”, expresó Obama entonces.